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La antigua iglesia de San Miguel en el barrio del Castillo será un centro sociocultural para la ciudad que, por su posición estratégica, se convertirá en un punto para el  encuentro desde el que se fomentará la cohesión y participación de los vecinos de la zona.

Con este horizonte, el Ayuntamiento ha iniciado a través del Plan Urban los trámites para la restauración de un edificio que se construyó en el siglo XIV, y que tras su abandono llegó a ser almacén y refugio de las tropas napoleónicas durante la invasión francesa del XIX.

A través del proyecto de iniciativa urbana para la regeneración del barrio San Miguel-El Castillo y el casco antiguo, cofinanciado con fondos FEDER de la Unión Europea, el Consistorio alcalareño ha dado luz verde a la licitación del proyecto de obras. Consistirán en el refuerzo y saneamiento de la techumbre y paredes, revestimientos y acometidas, accesos y ventanas, así como la consolidación de aquellos elementos ornamentales de la construcción, de la que algunos especialistas apuntan que fue levantada sobre el solar de la mezquita del Arrabal islámico. Los trabajos tienen un plazo máximo de ejecución de 11 meses y un presupuesto de licitación (IVA incluido) de 981.970,12 euros.

El Plan Urban considera este edificio clave en el programa de rehabilitación y puesta en valor del territorio. Está situado en los aledaños del Castillo de Alcalá de Guadaíra, en avenida del Águila que da acceso al recinto fortificado. Salvo la fachada principal, la parte visible de la antigua iglesia es una reconstrucción completa realizada durante el siglo XX.

El templo se construyó de nueva planta a finales del siglo XIV y principios del XV, siguiendo el estilo arquitectónico mudéjar característico de la época. Por tanto, es un edificio que combina elementos arquitectónicos propios del gótico y otros correspondientes a la tradición almohade.

El crecimiento del pueblo hacia el área opuesta al barrio de San Miguel motivó el progresivo abandono de este templo, que ya en el XVI era una realidad. El siglo XIX trajo nefastas consecuencias para su estructura, ya que fue utilizado como almacén y cuartel por las tropas napoleónicas durante la invasión francesa. Este hecho motivó la destrucción de casi la totalidad de la iglesia, quedando tan sólo restos de los paramentos, las portadas y la capilla  de San Bartolomé.

A mediados del siglo XX un movimiento popular propició su recuperación, reconstruyéndose el templo con materiales contemporáneos como ladrillos y hormigón usado en la techumbre. El edificio es de propiedad municipal desde que se permutara con el Arzobispado de Sevilla por unos terrenos en el barrio del Campo de las Beatas en los que se construyó la parroquia de Santa María y San Miguel.

El teniente de alcalde responsable del Plan Urban, Rafael Chacón, explica que la recuperación de este inmueble obedece no sólo a su valor histórico y patrimonial, “está ubicado en un punto estratégico para convertirse en un espacio de cohesión social y difusión cultural tanto para los vecinos del Castillo como para los del resto de Alcalá de Guadaíra”.