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Un especialista de este museo japonés y vinculado a la Universidad de Otago en Nueva Zelanda ha visitado el Museo de Alcalá para analizar el cetáceo fósil.

Junto al entorno natural de riberas y el Castillo, el fósil de la ballena en la sala permanente de paleontología del Museo de la ciudad se ha convertido en uno de los mayores atractivos turístico-históricos que presenta Alcalá de Guadaíra y que despierta la curiosidad no sólo de turistas sino de expertos e investigadores.

De hecho, el Museo de Historia Natural de Tokyo se ha interesado por conocer más acerca de este cetáceo a través del investigador norteamericano, Felix G. Max, discípulo de Michael Benton (asesor de `Caminando entre dinosaurios´, famosa serie de la BBC), que hace unos días visitaba la ciudad expresamente para conocer el fósil de ballena.

Tras una extensa sesión de fotografías, toma de medidas y múltiples observaciones, el especialista en cetáceos también vinculado a la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, ha recopilado una gran y valiosa información sobre el cetáceo fósil.

Durante la sesión en el Museo en la que ha estado presente el propietario y cedente del fósil, Joaquín Cárdenas Carretero, el investigador ha desmontado el cráneo y parte de la columna vertebral para poder recoger la documentación necesaria y entre las primeras observaciones que ha hecho destaca varias características de esta ballena, conocida por todos los alcalareños con el nombre de `Perla´, entre ellas que se trata de un ejemplar joven de 5,5 metros, que en su máximo desarrollo podría haber alcanzado los 8 ó 9 metros de longitud.

Otro de los aspectos que ha destacado este investigador es que tras el cubrimiento de su esqueleto por los sedimentos marinos, hubo tal compresión que se estrujaron, suavemente, parte de los huesos de la zona inferior del cráneo y se incrustaron los huesos del oído (bullas timpánicas) en los huesos superiores.

Respecto a la especie a la que pertenece el ejemplar hallado en Alcalá no se pronunció por presentarle dudas. Sí afirmó que efectivamente pertenece a la familia Balaenopteridae, pero con unos caracteres muy primitivos que debe ahora estudiar más a fondo y compararlos con otras especies conocidas de otras partes del mundo. Por tanto aún queda la duda de si es una especie o género nuevo para la ciencia.

A la espera de saber si se trata de una especie o género nuevo para la ciencia, el siguiente paso que se dará, según ha asegurado el propio experto, es analizar dicha información junto con otra que ha recabado en diferentes países de Europa sobre piezas de cetáceos fósiles, con el objetivo de proseguir el estudio de la evolución de estos animales a lo largo de los tiempos.

La cesión del ejemplar la hizo Joaquín Cárdenas hace unos años al Museo de Alcalá. Entre los restos hallados y que se exponen en la sala permanente de este espacio municipal hay piezas de vértebras lumbares y caudales, cervicales, discos intervertebrales y apófisis espinal. De la extremidad superior también hay piezas que corresponden a la escápula, al húmero y falanges del cetáceo, así como piezas de las costillas de esta ballena, además de otros fragmentos óseos.

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