Un corte en el suministro mantuvo ayer a los vecinos sin abastecimiento de agua. A lo largo de la tarde el servicio se fue restableciendo, aunque la presión sigue siendo insuficiente. La mala calidad que presenta el agua para el consumo humano en Castilblanco sigue preocupando a los vecinos a pesar de las abundantes precipitaciones de este invierno que terminaron con el periodo crítico de escasez de suministro del año pasado.

Juan C. Romero. Los aguaceros en la Sierra Norte de Sevilla han sido intensos en las últimas horas, y la previsión meteorológica indica que las precipitaciones para los próximos días serán notables. Sin embargo, un corte en el suministro de aguas dejó ayer desde primera hora de la mañana a gran parte del término municipal sin abastecimiento de agua potable.

Los vecinos, que durante toda la jornada no tuvieron conocimiento de las causas que motivaron el corte,  tuvieron que esperar a lo largo de la tarde a que se reestableciera el suministro, si bien con muy poca presión de los grifos, con un aspecto pringoso y tonos sepias que no invitaban precisamente a su consumo, ni siquiera a darse una  ducha.

El problema hace unos meses era de cantidad. El mal aspecto lo justificaba un largo periodo de sequía, así como los niveles mínimos del líquido elemento mezclado con lodos y fangos acumulados en el dique de la presa de Los Molinos, que abastece la localidad, lo cual impedía el tratamiento del agua antes de llegar al usuario para su consumo. No obstante, pasado un invierno de abundantes precipitaciones la situación no ha cambiado y la calidad mal aspecto del agua preocupa a los vecinos.

Los castilblanqueños se han acostumbrado a utilizar agua embotellada o de pozos para las necesidades más básicas

Esta situación afecta de sobremanera a su actividad diaria. Los castilblanqueños se han acostumbrado desde hace varios años a utilizar agua embotellada o de pozos para las necesidades  a priori más básicas y cotidianas,  especialmente desde el verano pasado cuando el Ayuntamiento, gobernado por PSOE y PP, mantuvo a varios operarios municipales retirando centenares de peces muertos de la presa de Los Molinos durante varias jornadas, o ante la aparición, meses más tarde, de una res brava en descomposición en el área de inundación de la presa. Así, beber un vaso de agua, hacer la comida, lavarse los dientes, asear a bebés o a niños hay que pensarlo dos veces para evitar la irritación de los ojos o de la piel.

Pero como consecuencia de los fangos y de la escasa presión del líquido elemento en algunas zonas los problemas son especialmente graves: el funcionamiento de lavadoras o del termo para calentar el agua se complica. Los aparatos se resienten o directamente se estropean ante la acumulación de residuos que terminan obstruyendo los conductos. Al sacar la ropa de la lavadora pocos se sorprenden ya de que haya volver al punto de partida: meter la ropa de nuevo y comenzar a lavarla, una vez que lo indudablemente blanco tras el lavado sale ligeramente en tonos oscuros, marrones, o con nuevas manchas.

Tras el corte de agua, en las viviendas y establecimientos de Castilblanco no recuperan la normalidad tan anormal a la que están acostumbrados. Ha supuesto un simple perjuicio añadido, un obstáculo por sortear que difícilmente entienden, conscientes de que la falta de mantenimiento del embalse de Los Molinos puede devolver este mismo verano los días de escasez, a pesar de las abundantes precipitaciones que hoy por hoy hacen rebosar la presa.

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