Las cooperativas agrarias Las Palmeras, de la pedanía palaciega de El Trobal, y la utrerana de Pinzón, han iniciado la siembra del tomate para industria, después de que la Agencia Andaluza del Agua les haya concedido dos hectómetros de suministro para regadío a la Comunidad de Regantes de las Marismas del Bajo Guadalquivir. Este riego es imprescindible para que fructifique la planta una vez ha sido trasladada del invernadero al campo.

Sevilla Actualidad. Esta concesión de riego se produce tras la reunión que los responsables de las cooperativas y de la comunidad de regantes, junto al alcalde palaciego, Antonio Maestre, mantuvieron hace unas semanas con el presidente de la Agencia Andaluza del Agua, Jaime Palop.

Allí expusieron sus necesidades para planificar la campaña del tomate, que sólo requiere dos hectómetros cúbicos de agua para las casi 2.000 hectáreas que se están sembrando en el entorno de Los Palacios y Villafranca.

El delegado de Desarrollo Rural de este Ayuntamiento ha destacado la importancia de la cosecha de este año, después de tres anualidades de sequía, ya que “el tomate para industria puede ser el cultivo más rentable de la campaña si la cosecha es buena, porque los precios se han mantenido a unos niveles razonables”.

Enrique González ha indicado que “de este sector dependen unas 200 familias de los poblados próximos a nuestro municipio y unas 500 en todo el Bajo Guadalquivir, donde los agricultores suelen sembrar de dos a tres hectáreas de las 12 con que cuentan las parcelas para evitar el monocultivo”.

Además, “es un cultivo de futuro, con una gran demanda exterior, que requiere mano de obra y que viene a paliar los efectos causados en la comarca  por las OCM del algodón y el azúcar propiciadas por la Unión Europea, que han reducido estas plantaciones de forma notable, por lo que ha sido necesario buscar alternativas para que no descienda la renta agraria”, según González, quien destaca también que “el proceso industrial se realiza en nuestras propias plantas, lo que supone más valor añadido, tras la importante inversión realizada por las cooperativas”.

El Bajo Guadalquivir cuenta con cuatro instalaciones de tomate industrial. Junto a las de El Trobal y Pinzón, hay otras dos en Lebrija y Las Cabezas de San Juan, respectivamente. En 2005 cultivaron hasta 5.000 hectáreas con destino a transformación, a cargo de 800 agricultores y una producción que superó las 400.000 toneladas, un 15% de la producción nacional, según datos de la Consejería de Agricultura. La superficie sembrada se ha reducido en los últimos años a causa de la sequía.

Además, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), perteneciente a la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, lleva a cabo desde 2007 una red de ensayos en las cuatro cooperativas de la zona y en la gaditana de Rota para determinar las variedades que mejor se adaptan a los terrenos de siembra. El ensayo sobre el uso de agua concluyó que la rentabilidad del tomate industrial está vinculada al manejo del riego y a su adecuada programación.

Los resultados obtenidos hasta el momento son extraordinarios, tanto en calidad como en volumen, en los cultivos con poco riego, según IFAPA, que continuará al menos dos campañas más con el estudio. Este ensayo se encuentra dentro de las actividades de la Red Andaluza de Experimentación Agraria (RAEA), gestionada por este instituto, para asesorar a los agricultores.

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