Debido a la onda expansiva producida por la deflagración, los cadáveres presentan politraumatismo severo. A raíz de las elevadas temperaturas se encuentran especialmente afectados y no pueden ser reconocidos por huellas dactilares. Por ello se debe emplear la técnica por ADN, que se realizará en Madrid y no tardará menos de 72 horas.
Sevilla Actualidad. Los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Sevilla han concluido esta mañana a las 12:00 horas las autopsias realizadas a los cuerpos de cuatro de las cinco personas fallecidas en la explosión de la fábrica de pirotécnica ‘Virgen de las Nieves’ de Benacazón, producida ayer a la una de la tarde, y han considerado necesario realizar pruebas de ADN para su identificación.
Como consecuencia de la onda expansiva, los cadáveres presentan politraumatismo severo y por las elevadas temperaturas se encuentran especialmente afectados, por lo que no se puede llevar a cabo su identificación por reconocimiento externo ni mediante huellas dactilares, según han explicado los forenses.
Ante tal situación, debe emplearse la técnica de identificación por ADN y su comparación con familiares, técnica que requiere un proceso prolongado de análisis que no será inferior a tres días y que se realizará en Madrid.
Los hechos
La tragedia se produjo alrededor de la una de la tarde de ayer jueves en el módulo 8 del taller de carga de la pirotecnia ‘Virgen de las Nieves’. Los cinco hombres fallecidos,cuatro de ellos nacidos en Benacazón y uno en Aznalcázar, se encontraban en el interior de la fábrica elaborando el material y rellenándolo de pólvora para las fiestas locales de los municipios de los alrededores cuando, por causas que aún se desconocen, se originó la explosión.
Uno de los fallecidos era el propietario de la empresa, mientras que el quinto fallecido era amigo de los trabajadores y se había acercado hasta allí en bicicleta para saludar a sus compañeros. Éste consiguió alejarse por su propio pie del foco de la explosión, pese a tener quemaduras en el 98 por ciento de su cuerpo.
La explosión fue tan potente que desplazó los cuerpos de los fallecidos hasta 30 metros más allá de la fábrica. De hecho, la onda expansiva arrancó algunos olivos de la finca y provocó un ruido tan ensordecedor que provocó que temblaran los cristales de las viviendas de Benacazón. La explosión se escuchó también en pueblos alrededores, cuyos vecinos pensaron que se trataba de una bomba o de un avión que se había estrellado.