El agente que paseaba junto a su mujer, se topó con esta persona en un alarmante estado de desorientación y palidez, y pensó que era víctima de un caso de violencia de género.

El pasado sábado a las 13:45 horas, un agente de la Guardia Civil fuera de servicio paseaba con su esposa por la Calle Gustavo Adolfo Béquer de la localidad de Burguillos, observó a una señora que se dirigía hacia un callejón en un estado de alarmante desorientación y palidez.

Ante la rara actitud de la mujer y pensando que se trataba de un caso de violencia de género, se aproximó a ésta observando que portaba una carta en la mano, e identificándose como Guardia Civil, le preguntó si se encontraba bien o necesita ayuda. La mujer encuestión, sin preámbulos, le respondió que se había tomado unas pastillas. El agente se interesa por la naturaleza de las mismas y la señora le entrega una caja de diazepan a la que le faltan 15 pastillas y otra de alprazolam con 30 pastillas menos.

Ante la posibilidad de que las pastillas hubieran sido ingeridas por la mujer, le ofreció acompañarla al Centro de Salud a lo que se negó rotundamente, según la nota emitida por la Guardia Civil, porque su intención era el suicidio. El agente le ofreció ayudarla en su domicilio, así que cuando ésta accedió, avisó discretamente al médico de guardia y al responsable del Puesto de la Guardia Civil más cercano, Alcalá del Río.

Poco tiempo después, cuando la mujer percibió el Centro Médico se niega a seguir, el agente tuvo que recurrir a la ayuda de su mujer, al momento acudieron al lugar tanto el médico de guardia como una patrulla de la Guardia Civil de Alcalá del Río. Entre todos consiguen trasladarla al Centro Médico donde el médico la trata a tiempo para estabilizarla. Posteriormente y fuera de peligro fue trasladada al Hospital Virgen Macarena de Sevilla.

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