El Cristo de los Vaqueros ante la Virgen de Escardiel en su ermita de Castilblanco de los Arroyos / Juan Carlos Romero

El sufrimiento de los Vaqueros

Centenares de personas acompañaron al crucificado de los Vaqueros en una peregrinación hacia la ermita. La Virgen de Escardiel presidió una solemne misa de mayo cantada por dos coros a las puertas del santuario serrano.

Cantes desde las horas de la mañana en la Plaza de la Iglesia, lágrimas de jóvenes y mayores en una nueva despedida, y el campo en la plenitud de una primavera agradecida en la Sierra Norte de la provincia de Sevilla que este miércoles ha acompañado a la tradicional peregrinación con motivo de la misa de mayo en honor a la Virgen en la ermita de la dehesa de Escardiel.

El Cristo de los Vaqueros dejaba una vez más su capilla en la Parroquia del Divino Salvador y despedía las calles de Castilblanco donde llegó meses atrás para participar en el Via Crucis parroquial organizado con motivo del año de la fe proclamado por el papa Benedicto XVI en la Iglesia Católica. En unas andas nuevas, el crucificado de Ruiz Gijón ha regresado coincidiendo con la peregrinación del primero de mayo al lugar para el que fue concebido en el siglo XVII. Sobre su historia, relatan desde la junta de Gobierno, que fueron los peregrinos que transitaban por la ruta de la Vía de la Plata quienes demandaron la imagen de un crucificado al que orarle junto a la Virgen de Escardiel. La talla Ruiz Gijón vino a sustituir al anterior crucificado de la ermita.

Durante siglos, fueron los viandantes y los hombres del lugar los que honraron en tierra mariana consagrada a Escardiel  a este crucificado situado en una hornacina de obra a la diestra del altar de la Virgen. Iluminado por una lámpara de plata, los archivos históricos relatan que siempre permanecía encendida, por voluntad y limosna de quienes frecuentaban el santuario situado junto a la vía. De ahí la particular advocación del crucificado: de los Vaqueros. Durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas de Napoleón saquearon la ermita, perdiéndose esta lámpara… que sólo reza ya en las letras de la historia.

Las nuevas andas adquiridas por la hermandad de Escardiel responden al propósito de la corporación de recuperar el culto en honor al crucificado, y el rezo del Via Crucis que, según está documentado, la antigua cofradía celebraba  en los primeros días de la cuaresma en las inmediaciones de la ermita con el Cristo de los Vaqueros.

Como parte de los actos del año de la fe, la Virgen de Escardiel (anónima, 1247) aguardaba la llegada de los peregrinos para, de manera extraordinaria antes de la celebración de su tradicional romería durante el segundo fin de semana del mes de septiembre, presidir la misa de mayo en la explanada a las puertas de su santuario. Dos coros acompañaron el acto litúrgico. El coro de San Pablo de Sevilla apadrinó el estreno del coro de la hermandad de Escardiel que por primera vez ha cantado en Castilblanco de los Arroyos.

La jornada transcurrió sin incidentes con el almuerzo de los peregrinos bajo las encinas de la dehesa de Escardiel, las carreras de cintas a caballo y la salve de despedida ante la Virgen,  que permaneció expuesta en devoto besamanos.

Los actos del año de la fe en este municipio seguirán adelante con el traslado de la imagen del patrón, San Benito Abad, que se venera a doce kilómetros en su ermita en plena Sierra, previsto para el mes de junio.

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