La presa de Los Melonares desembalsa por primera vez tras las precipitaciones de febrero de 2010 / Fotografía: Juan Carlos Romero

La UE marca el 2013 como fecha máxima para que el agua del embalse llegue a los grifos de los sevillanos. El Embalse de Los Melonares acumula años de desidia política y retrasos.

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, solicitó al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, la conexión del Embalse de Los Melonares a la red pública de abastecimiento del área metropolitana de Sevilla.

Coincidiendo con la apertura del curso político, el primer edil elevó este lunes una carta al presidente del ejecutivo autonómico instando a la administración a desbloquear la financiación comprometida para la construcción de las canalizaciones o tuberías llamadas a trasladar -en algunos tramos no comprendidos por el canal de los regantes del Viar- el líquido elemento desde las inmediaciones de Castilblanco de los Arroyos hasta la estación depuradora del Carambolo.

Zoido critica »los retrasos e incumplimientos» que acumulan estas obras de infraestructura hidráulica y requiere »encarecidamente»  que se avance para que las canalizaciones estén listas a lo largo del año 2013 y dar cumplimiento  asi a los plazos estipulados por la Unión Europea.


Todavía hoy no son pocas las voces que cuestionan la multimillonaria inversión para la construcción y puesta en funcionamiento del embalse


El Embalse de Los Melonares fue construído con fondos de cohesión de la Unión Europea, quedando en un concierto entre las administraciones nacionales (estatal y autonómica) las canalizaciones. El levantamiento de la presa suscitó ya desde los años noventa un fuerte movimiento de oposición por parte de colectivos ecologistas y del ámbito académico, como el doctor en Geografía por la Universidad de Sevilla, Leandro del Moral, por el impacto medioambiental en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla.

La UE exigió como requisito sine qua non para financiar el proyecto la creación de un área de compensación ecológica que se habilitó junto a la presa para preservar el hábitat de numerosas especies en peligro de extinción como la Cigüeña negra. El movimiento de oposición social presentó diferentes alegaciones y  varios informes de profesionales académicos tendentes a desarticular los argumentos esgrimidos para  la construcción de la presa.

Las autoridades políticas pusieron varias »primeras piedras» cada vez que se acercaba una cita electoral. En 2002 comenzaron las obras. Luego acudieron a hacerse la fotografía oficial al término en 2007.  Todavía hoy no son pocas las voces que cuestionan la necesidad de una inversión multimillonaria (por encima de los 132 millones de euros) para la construcción y puesta en funcionamiento del Embalse de Los Melonares. Desde que acabaran las obras la cuenca acumula agua empantanada que no va a ninguna parte. Siendo fieles a los plazos, las canalizaciones debían estar listas un año después de la construcción de la presa. Mientras tanto, los gastos de mantenimiento de la infraestructura suman y siguen. También en materia de seguridad, dada la magnitud y sensibilidad de la infraestructura.

En febrero de 2010 Melonares llegó por primera vez al máximo de su capacidad superando la cota marcada como máximo normal y desaguando por el rebosadero . Las intensas precipitaciones dejaron durante cuatro días por encima de su capacidad una presa aún en periodo de pruebas de los muros de contención.


Ni la capital ni el área metropolitana sufrieron restricciones de agua durante las sequías de 2009 y 2010 y, de haberlas sufrido, las canalizaciones siguen en el »debe»

 


 

Personal técnico de la presa y, a nivel institucional, el Partido Andalucista de Sevilla acusaron entonces de negligencia a la recién conformada Agencia Andaluza del Agua de la Junta de Andalucía por primar el »control político» sobre el »control técnico» de los responsables de las confederaciones hidrográficas del Guadalquivir. Como consecuencia de la subida del nivel fueron varias las localidades de la Vega del Guadalquivir que quedaron anegadas por la crecida del caudal del río Viar.

Las últimas sequías en 2009 y 2010, unido luego a la acusada falta de compromiso político para desbloquear las inversiones, hacen caer la balanza del lado de los colectivos opositores a la construcción del Embalse. Ni  la capital  ni el área metropolitana sufrieron restricciones de agua. Sí se vieron en apuros localidades como Burguillos en la Vega del Guadalquivir o Castilblanco de los Arroyos, en cuyo término municipal se asienta el embalse. De haberlas sufrido, las canalizaciones siguen en el »debe».

Estos días es Juan Ignacio Zoido (PP) el que demanda el cumplimiento de compromisos a Griñán (PSOE). Pero aquí sólo las caras son nuevas. La ex alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, y el entonces presidente autonómico, Manuel Chaves, protagonizaron rifi-rafes cíclicos; como en mayo de 1996. Las hemerotecas no fallan. Los argumentos, las siglas y la controversia de esta batalla política alrededor del Embalse de Los Melonares -de necesidad todavía por probar-  son iguales. El presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas,  en 2004 en calidad de ministro de Administraciones Públicas implicado en la financiación de las conducciones de la presa pudo saldar la cuenta pendiente, pero no comprometió más de un hipotético 33% de la inversión.

Tras muchas  declaraciones de intenciones políticas, en 2009 las competencias del Guadalquivir pasaron a manos de la Junta de Andalucía, a la Agencia Andaluza del Agua. Por ello es la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía la encargada hoy por hoy de asumir los costos.

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