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Es uno de los seis centros incluidos por la Consejería de Economía en la Red CIE.

El Museo de la Cal, una iniciativa de carácter etnográfico situada en el término municipal de Morón de la Frontera confía en concluir 2012 superando las 4.000 visitas: cifra que llegaría casi a duplicar las 2.500 registradas durante el ejercicio anterior.

Así lo ha manifestado esta mañana Manuel Gil, responsable de la instalación y presidente de la asociación cultural Hornos de Cal de Morón, que la gestiona, en el transcurso de una visita realizada por la directora general de Economía Social de la Junta de Andalucía, Susana Radío; la delegada territorial en Sevilla de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, Aurora Cosano; y el alcalde de la localidad, Juan Manuel Rodríguez.

Se trata de una iniciativa promovida por un grupo particular a comienzos de la pasada década. “Sin embargo, aunque las obras concluyeron en 2007, no podíamos comenzar a actuar por falta de presupuesto”, recuerda Gil, añadiendo que el edificio estuvo tres años cerrado. Fue a partir de 2010 cuando la Dirección General de Economía Social, para hacerlo viable, lo integró en la Red CIE (Centros de Interpretación Etnográfica): una iniciativa en la que emprendedores vinculados al medio natural impulsan con su actuación el patrimonio cultural y etnográfico de las zonas donde intervienen: “Tratamos de convertir a los espacios afiliados en centros dinamizadores e impulsores para la creación de empresas y puestos de trabajo; en motores, en definitiva, de la actividad económica en sus respectivas comarcas”, señala Susana Radío.

Así ha ocurrido con el Museo de la Cal. Desde 2010, la Consejería ha invertido casi un millón de euros en el desarrollo de los seis centros asociados, y se prevé la inversión de otros 450.000 euros para el próximo ejercicio económico. Estas dotaciones presupuestarias, aparte de a la organización de los espacios museísticos, se destinan a la consolidación de los centros seleccionados como generadores de la actividad económica. Para ello se elabora un plan integral de actuaciones donde se analizan las posibilidades y el potencial de cada uno de estos espacios.

En el caso concreto del Museo de la Cal, una de las medidas adoptadas pasa por salvaguardar el oficio tradicional de calero: “Hace años había en Morón más de cincuenta hornos; ahora sólo quedan tres”, recuerda Manuel Gil.

Sin embargo, el museo ha permitido consolidar los ocho puestos de trabajo generados y desarrollar acciones formativas no sólo para la preparación de futuros caleros, sino también para el conocimiento del producto y de la actividad por parte de todos. Sin duda, un hito en este sentido fue, a finales de 2011, la inclusión de la actividad calera de Morón en la lista de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, promovida desde la asociación que gestiona el proyecto y otorgándose a la actividad protección y garantías de continuidad.

Otra medida aprobada fue la apertura al público de un centro interpretativo, en el que se incluye además una tienda con productos de la zona, así como la puesta en marcha de dos actuaciones concretas.

De un lado, la creación de una microrred de empresas locales capaces de trabajar juntas al amparo del centro. Ahí se incluyen, además de los tres hornos caleros, dos espacios de restauración, dos empresas agrícolas y un centro de energía solar.

De otro, el desarrollo de una ruta turística donde también participan otras iniciativas empresariales de la comarca, que cuenta con visitas al museo y a la dehesa de Pilares, actividades alrededor del toro de lidia en la Dehesa Conde de la Maza, la visita a un centro de interpretación de la energía solar que existe en la zona y, por último, una comida en restaurantes típicos.

“De este modo, lo que hacemos es convertir al Museo en una entidad motora, en un organismo en torno al cual se consolidan, e incluso surgen, nuevas iniciativas empresariales vinculadas a actividades de carácter tradicional: porque estamos convencidos de que ahí existe una importante fuente de empleo y de riqueza, y el éxito del Museo de la Cal lo confirma”, señala Aurora Cosano, delegada territorial de la Consejería en Sevilla.

La progresión del centro ha sido bastante dinámica. Así, las mil visitas registradas durante su primer año de vida se convirtieron en 2.500 a finales de 2011, y la previsión para 2012 pasa por casi duplicar esa cifra. “Todo ello en una zona que hasta ahora no tenía una especial relevancia turística”, matiza Gil.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...