Se trata de un microstent que controla la presión intraocular de forma mínimamente invasiva, segura y eficaz.

El servicio de Oftalmología del Hospital Universitario de Valme de Sevilla está aplicando en el tratamiento del glaucoma una técnica innovadora de implante que permite frenar el avance de la enfermedad mediante una cirugía mínimamente invasiva, segura y eficaz. Durante el año que este servicio clínico lleva realizándolo se han beneficiado medio centenar de pacientes.

El glaucoma es una enfermedad que afecta a más de 55 millones de personas en el mundo, siendo la primera causa de discapacidad visual severa de tipo irreversible en los países occidentales.  Esta dolencia afecta el nervio óptico de forma progresiva y en ambos ojos, manifestándose por la alteración de la presión intraocular y produciendo una reducción del campo visual de manera progresiva.

Constituye una de las dos causas más importantes de ceguera evitable, junto a la degeneración macular asociada a la edad. En realidad, se trata de una enfermedad crónica, pero que si se detecta a tiempo se puede frenar su avance y garantizar que la persona pueda seguir viendo por muchísimo más tiempo.

Los especialistas insisten en que se trata de una enfermedad silenciosa, dado que no presenta grandes síntomas hasta que ha evolucionado demasiado y tiene ya un daño irreversible. Tiene una prevalencia del 3% en la población adulta, porcentaje que sube al 7% por encima de mayores de 80 años de edad. Una prevalencia que va en aumento debido al envejecimiento progresivo de la pirámide poblacional y del diagnóstico precoz.

Implante ocular minúsculo para reducir la presión

Este novedoso dispositivo, aplicado en la cirugía de glaucoma y denominado iStent, constituye el implante médico más pequeño conocido que se haya implantado en el cuerpo humano. Mide 0,36 mm de largo y está fabricado en titanio.

Está diseñado para reducir la presión intraocular de manera segura y eficaz. Cuando un paciente presenta esta dolencia, el humor acuoso no drena adecuadamente desde la parte anterior del ojo. Es por ello que el implante supone una vía para que éste se drene, creando un puente entre la parte frontal del ojo y su vía de drenaje.

Permite incrementar el flujo del fluido, mejorando el drenaje natural del globo ocular y ayudando, de esta manera, a reducir la presión en el ojo en los casos de glaucoma donde no son suficientes los medicamentos en gotas o los tratamientos de láser para conseguirlo.

Su indicación principal es la cirugía combinada con catarata en pacientes polimedicados por glaucoma. Según apunta el coordinador de la Unidad de Glaucoma de Valme, Jesús Hernández-Barahona, “en general la primera indicación es para glaucomas primarios de ángulo abierto leves e hipertensos oculares; aunque también se aplica en pacientes con glaucoma pseudoexfoliativo o glaucoma pigmentario en fase inicial”.

Esta intervención proporciona un mejor control del glaucoma (deterioro progresivo e irreversible del nervio óptico, en la mayoría de las veces asociado a cifras de presión intraocular elevadas) y de su progresión. Asimismo, entre sus ventajas asistencial proporciona una reducción o eliminación de fármacos hipotensores y, por lo tanto, una reducción de las visitas periódicas de los pacientes con glaucoma a la consulta del especialista, aportando una atención más eficiente.

Supone el 20% del total de las enfermedades oftalmológicas de este servicio clínico

La Unidad de Glaucoma del Hospital Universitario de Valme pertenece al servicio de Oftalmología que dirige Ana García Bernal. Está coordinada por el oftalmólogo Jesús Hernández-Barahona y cuenta con otros dos  oftalmólogos, las doctoras Martín y Mayordomo, tres enfermeras y residentes de esta especialidad médica que rotan por ella. En su cartera de servicios disponen de técnicas diagnósticas, tanto para la valoración de la sensibilidad en el campo visual (campimetría), como para el estudio del nervio óptico y estructuras de la mácula dañadas por esta enfermedad (tomografía óptica).

Por su parte, en el área quirúrgica cuentan con una amplia gama de  técnicas clásicas junto a técnicas innovadoras, como es el caso de los nuevos implantes microincisionales. Según Hernández-Barahona, “la innovación quirúrgica que se está produciendo en la actualidad se centra en abordajes menos invasivos, más seguros que minimizan complicaciones y orientados a la recuperación más rápida del paciente”.

En ella se atienden cada año 11.500 consultas, cifra que supone un 20% del total de enfermedades abordadas en el servicio de Oftalmología de este centro. Y al mes realizan aproximadamente 16 intervenciones quirúrgicas. Al objeto de aportar la mayor eficiencia en el abordaje de esta enfermedad, el hospital sevillano tiene articulada la atención de esta dolencia en dos áreas. Por un lado, en el propio hospital, donde anualmente se atienden 7.000 consultas correspondientes a fases avanzadas de la enfermedad, seguimiento con pruebas y diagnósticos complejos. Mientras que, en los centros periféricos de especialidades del Área Hospitalaria de Valme, los oftalmólogos pasan otras 4.500 consultas anuales referentes a casos leves, fases iniciales y pacientes estables.