Se trata de una técnica compleja cuyo diagnóstico permite ajustar las necesidades nutricionales de cada paciente mejorando los resultados en salud.

El Hospital Universitario de Valme de Sevilla ha incorporado la tecnología de la calorimetría como herramienta diagnóstica para optimizar la terapia nutricional en pacientes cuyas patologías dificultan el estudio de sus necesidades calóricas. Es el caso de pacientes con larga estancia en la UCI, hospitalizados en planta con perfil oncológico o paliativo y pacientes ambulatorios de Endocrinología y Nutrición con problemas de sobrepeso u obesidad.

Según manifiesta el responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario de Valme, José Antonio Irles, “el soporte nutricional es indispensable para la recuperación de cualquier paciente; de ahí que, en el caso de los pacientes graves, sea todavía más importante el reajuste nutricional de acuerdo con su evolución clínica y contribuir a su mejoría”. En consecuencia, este hospital sevillano también ha introducido la aplicación de la tecnología de la calorimetría en el manejo clínico de los pacientes de Cuidados Intensivos para rentabilizar sus beneficios en la evolución de estos pacientes.

La calorimetría es una técnica diagnóstica compleja basada en la medición de la concentración de oxígeno y de dióxido de carbono para, a través de ecuaciones matemáticas, calcular el gasto energético y medir las necesidades calóricas de cada paciente. Constituye por tanto una herramienta clínica cuya relevancia permite diagnosticar, monitorizar y manejar el estado metabólico del paciente, con valor añadido en pacientes en estado crítico.

Los especialistas destacan que la sub nutrición y la sobre nutrición del paciente se asocia a peores resultados en salud, de ahí la importancia de contar con un instrumento que ayude a medir el gasto energético de forma individualizada y conseguir la nutrición óptima. Al respecto, el calorímetro mide las calorías que un paciente necesita cuando está en reposo permitiendo predecir estas necesidades, adaptar la nutrición de forma individualizada y así desestimar la nutrición insuficiente o excesiva de cada paciente.

La aplicación de esta tecnología en UCI conforma un programa asistencial que está coordinado por el intensivista Francisco Lucena en colaboración con la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Según Lucena, “los pacientes críticos, por sus características, requieren de unas necesidades nutricionales especiales y de una terapia nutricional individualizada; de ahí la gran aportación de este nuevo programa asistencial”. Efectivamente, la enfermedad crítica está asociada con la descomposición rápida de las proteínas y la pérdida de músculosus necesidades de energía pueden variar drásticamente, suponiendo un reto conseguir la ingesta nutricional adecuada”.

Asimismo, tal como detalla José Antonio Irles, las necesidades nutricionales de los pacientes críticos son variables y dinámicas, éstas varían no sólo en función de la patología que presentan, sino también en función de la fase de la enfermedad en la que se encuentre el paciente, destacando que “las necesidades nutricionales durante la fase aguda son menores y aumentan durante la fase de recuperación”.

El equipamiento tecnológico de la calorimetría dispone de un diseño portátil. Dispone, al mismo tiempo, de una definición flexible para ser usado con pacientes intubados, como es el caso de los afectados por Covid en UCI, y también aplicarse en pacientes con respiración espontánea. Sin embargo, es una técnica compleja que ha precisado de la formación de profesionales de enfermería del servicio de Cuidados Intensivos y de la Unidad de Nutrición Clínica. De este modo, se ha adiestrado a los profesionales para poder realizar la prueba e interpretar la información obtenida mediante la exploración permitiendo calcular las necesidades energéticas diarias de cada paciente con el fin de instaurar un tratamiento dietético óptimo a sus características específicas.