Instaurado el pasado mes de febrero, ya se han beneficiado de este nuevo protocolo asistencial los primeros 2.200 neonatos.

Los servicios de Obstetricia/Ginecología y Pediatría/Neonatología del Hospital Universitario de Valme de Sevilla han implantado el protocolo para el cribado de cardiopatías congénitas críticas en recién nacidos antes del alta hospitalaria. Se trata de un sistema dirigido a todos los recién nacidos en el centro hospitalario, que permite incrementar el porcentaje de detecciones y tratamientos precoces de dichas patologías.

Las cardiopatías congénitas son alteraciones de la forma y la función del corazón, el sistema circulatorio y los grandes vasos, cuya sintomatología se manifiesta en los primeros días tras el nacimiento. Se sitúan entre las anomalías congénitas más frecuentes, siendo los casos críticos tributarios de intervención invasiva o incluso dar lugar al fallecimiento en los primeros 30 días de vida. Al respecto, la incidencia de estas patologías es en torno a 2 casos por cada 1.000 nacimientos y aún no se ha podido determinar cuáles son sus causas; aunque la mayoría de las veces no son ni hereditarias ni proceden de factores de riesgo conocidos.

Su funcionamiento es efectivo en este hospital sevillano desde el pasado mes de febrero, habiéndose beneficiado hasta el momento los primeros 2.200 neonatos, entre los que se han detectado cuatro cardiopatías severas antes de dar manifestaciones clínicas.

Diagnóstico y tratamiento precoz

Según advierten los especialistas, los recién nacidos afectados por una cardiopatía congénita pueden presentar síntomas desde los primeros días de vida, aunque en ocasiones hay un período inicial con poca sintomatología. Precisamente, la jefa del servicio de Pediatría, Eva Torres, subraya que “hasta el 30% de estos defectos se diagnostican de forma tardía, con las implicaciones pronósticas que ello implica”. Por tanto, recalca “este método de cribado completa las herramientas obstétricas existentes mediante los estudios prenatales junto a la exploración pediátrica postnatal”.

Al respecto, los especialistas destacan que actualmente existe evidencia científica para el uso combinado de estas tres actuaciones, cuyo proceder está recomendado por sociedades científicas de ámbito nacional e internacional.

Pulsioximetría realizada por profesionales de enfermería

El diagnóstico precoz al nacimiento se basa en la pulsioximetría, que es la medición transcutánea de la saturación de oxígeno de la hemoglobina y nos indica cómo es la oxigenación de los tejidos. Dicha medición se realiza a través de la piel con un pulsioxímetro, en las primeras 48 horas de vida, antes del alta hospitalaria.

Se trata de un procedimiento sencillo, no invasivo y sin molestias. Permite detectar la hipoxemia en el recién nacido, una situación que puede pasar desapercibida a la inspección visual.

La implantación de este protocolo en la Maternidad del Hospital Universitario de Valme de Sevilla se realiza bajo las recomendaciones del Comité de Estándares de la Sociedad Española de Neonatología. Según explica su supervisora de enfermería, Amelia Gallego, “la aplicamos en todos los recién nacidos sanos, asintomáticos, no hospitalizados, durante su estancia en Maternidad”.

La realización del cribado corresponde a las profesionales de enfermería de la planta de Maternidad, habiéndose integrado en la rutina de cuidados del recién nacido sano gracias al trabajo en equipo. Lo llevan a cabo entre las 6 y las 24 horas de vida, en la propia cuna del bebé. Se coloca el sensor del pulsioxímetro en la mano derecha y en uno de los pies para medir la saturación de oxígeno. En función de los valores obtenidos, se clasifica el valor como normal, anormal o dudoso; repitiéndose la medición tras un período de tiempo en este último caso. En el valor anormal está protocolizada la intervención del neonatólogo para determinar la pauta a seguir y establecer el diagnóstico definitivo.

Según la jefa del servicio de Obstetricia/Ginecología, Rosa Ostos, “con esta iniciativa aportamos un modelo eficiente de mejora a través de un método efectivo, que optimiza la calidad de la atención neonatal en el área de Maternidad mediante un trabajo coordinado y compartido entre los profesionales de ambos servicios clínicos”.