El equipo de palentólogos del yacimiento conocido como «la Piedra Escrita» de la localidad de Constantina es comparable con los dos más importantes del mundo por la cantidad, calidad y antigüedad de sus fósiles, reclama que se proteja cuanto antes esta Capilla Sixtina de la Paleontología, datada hace 550 millones de años.

Sevilla Actualidad. El profesor de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral, que coordina las investigaciones que desde 1990 realizan en este yacimiento paleontólogos de esta Universidad y de las de Zaragoza y Valencia, ha subrayado a Efe que el hallazgo es «único» en Europa y comparable con los dos más importantes del mundo en su género, localizados en China y en Estados Unidos.

Este yacimiento concentra en una superficie pétrea de 120 metros cuadrados y con una inclinación de más de 20 grados noventa fósiles de medusas, alguno de hasta 88 centímetros de diámetro, de una gran calidad y con una antigüedad datada en el Cámbrico inferior, hace unos 550 millones de años, cuando esta zona estaba sumergida en el mar.

Mayoral ha subrayado que estas impresiones de medusas, similares al género actual Aequorea, «son muy raras» en los yacimientos conocidos hasta ahora en el mundo, dada «la gran dificultad» de su fosilización y representarían «una de las primeras huellas de la presencia de la vida» en la Península Ibérica. También ha advertido de que este yacimiento está cubierto de líquenes y expuesto a las escorrentías de lluvia, lo que unido a las fracturas de la piedra supone un elevado riesgo de destrucción y deterioro de sus valiosos ejemplares de fósiles.

Por este motivo, el coordinador de las investigaciones confía en que fructifique pronto la negociación entre la propiedad de esta finca, denominada El Revuelo y ubicada en el parque natural Sierra Norte de Sevilla, y la Junta de Andalucía, no sólo para proteger esta joya paleontológica, sino para impulsar su divulgación científica y turística.

Cuando el yacimiento fue descubierto por lugareños de esta zona, a final del pasado siglo, lo denominaron «la Piedra Escrita de Constantina» por su convencimiento de que las marcas circulares de la superficie rocosa eran petroglifos, es decir, señales y símbolos grabados por hombres primitivos. Y así se le conoce desde entonces.

De hecho, la Piedra Escrita fue asociada con culturas ancestrales o con fenómenos paranormales, hasta que 1990 la primera visita del profesor Mayoral permitió reconocer estas huellas como fósiles de animales tipo medusoide y valorar el enorme interés científico del yacimiento.

Para Mayoral, la Piedra Escrita es una joya paleontológica por el gran tamaño anómalo de sus medusas fosilizadas, su singularidad, que las erige en un nuevo registro geológico mundial, y por ser «la mayor concentración» de Europa y una de las mayores del mundo de estos fósiles del Periodo Cámbrico, momento en el que se aceleró la diversificación de especies en la Tierra en muy poco tiempo. Este periodo, conocido como la «explosión cámbrica de la vida», es uno de los que despierta mayor interés científico.

Según Mayoral, «la piedra escrita muestra con una calidad excepcional medusas fosilizadas sobre arena por ambas caras, tentáculos e indicios de sobreimposición de cuerpos». El hecho de que algunas grietas de esta piedra desplacen los surcos de las impresiones de medusas confirmaría que éstas son anteriores a la formación de este fenómeno tectónico, «lo cual es una prueba irrefutable de que estos registros pertenecen a cuerpos fósiles y que no son petroglifos», ha destacado.

Para este paleontólogo, la calidad y cantidad de fósiles se explica porque, tras una mortalidad en masa, los cuerpos quedaron rápidamente enterradas sobre una playa, en aguas muy someras y tras un episodio tormentoso quedaron fosilizadas, lo que ha permitido que se conserven en la actualidad.

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