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Antes de vídeos insulsos, de Instagram, de Tuiter, de cualquier noticia absurda  de este nuevo periodismo deportivo que solo entiende de peloteo y ve la novedad en el mínimo tatuaje o cambio de peinado de los jugadores, existía el futbol.

Existía la pasión, el romanticismo, el alma. Antes de la obligación, antes de Dios -no hace falta que me disculpen la blasfemia, ya se lo adelanto yo-, antes del desánimo, de la razón y del propio corazón, antes de la mismísima Ciudad, estaban el Sevilla y el Betis. No el Sevilla Futbol Club o el Real Betis, no, El Sevilla y El Betis.

Se da el caso único de aquellos niños de una época que podían tener un abuelo sevillista y salían béticos. Aquellos jovenzuelos que corrían por las calles como gorriones buscando quien les calmara, aprendieron antes los once nombres de la alineación del Betis que ganó la primera copa del Rey que el propio padre nuestro. Recitar de memoria, como los planetas, Esnaola; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo; López, Alabanda, Cardeñosa; García Soriano, Megido y Benítez era y sigue siendo para algunos recitar un credo del deporte romántico que difícilmente volverá.

Antes de hoy, de mañana, estuvieron aquellos años 70 de pasión desenfrenada en cada derbi en el Villamarín y en el Sanchez Pizjuán. Bertoni y Carriega lanzándose cuchillos con las miradas, Biri Biri que acabó dejando huella a Biosca. Anécdotas que parecen recordarse como una suerte de madre de todas las batallas del futbol cuando era futbol.

En los aledaños del nuevo Colombino hay una pintada que reza «Decano serás eterno». Tal cual, sin comas, porque al bello fragor por la eternidad del Colombino no le hacen falta comas del vocativo. Y es que es así. El Recre recuerda cada día que será eterno cuando alguien mira a esa pintada. El Sevilla y El Betis llevan a fuego grabada la eternidad.

Cuando a uno le preguntan por qué es del Betis siempre debe responder «por metafísica», no hay más. El Betis, Curro Romero y los cielos, creíamos algunos que era la santísima trinidad de los abuelos, pero los abuelos eran tan elegantes que jamás nos contaban que eran sevillistas.

Tan buen saber demostraban que algunos nos aprendimos de memoria aquella alineación del Betis de final de película de 1977 mientras la mente tarareaba «vuelan, vuelan banderas…» y es que uno no puede evitar emocionarse y reconocer la grandeza ajena, la grandeza que duele, pero que hace grande lo poquito que acaba siendo mucho que el Betis da.

-Pero, ¿Cómo se puede ser de Curro y no ser del Betis, ser encima del Sevilla? -se preguntaban algunos y se preguntan hoy-.
-Compadre, que algo malo tenía que tener Curro. Todo bueno no se puede tener, en algo hay que patinar. -Respondían-

Por mor de los abuelos, algunos somos tan malos béticos que echamos de menos lo que quedó atrás y reconocemos lo bonito del himno clásico ajeno. Creo que fue a Ruiz Zafón a quien le leí aquello de que lo bueno de los corazones rotos es que solo se rompen una vez, y es que la ciudad es una madre en la que los hijos y los nietos vamos al Sevilla y al Betis como escribe Fernando Aramburu en Patria que van las olas a las rocas: a rompernos en el Escudo de uno y otro.

El fútbol solo muere si la eternidad quiere, pero es que no quiere. Algunos hemos soñado con tener el pelo de Mejido en aquellos sus años mozos, algunos padres soñaron con ser Iriondo, Yo soñaba con unas medias caídas y con llamarme Rafael, pero no pudo ser.

Fue en la misa funeral por Juan Mauduit cuando a Rafael Gordillo le pregunté si era cierto aquello de sus broncas a sus compañeros del Madrid si le marcaban un gol al Betis, «Coño, pues claro que es verdad. A ver que se iban a creer», me respondió dibujándose en su rostro aquel momento preciso.

No se trata ya de lo que es de justicia o está de Dios o del futbol. Lo que manda es el alma, el corazón; esa ciudad que tan roja tiene el alma y tan verde el corazón porque el futbol sigue estando aquí y no va a irse.

Nacido en 1989 en Sevilla. Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla y Máster en Tributación y Asesoría Fiscal por la Universidad Loyola Andalucía. Forma parte de 'Andaluces, Regeneraos',...