En su columna de esta semana, el autor reflexiona sobre los efectos que tiene en la sociedad la nueva ley antitabaco.

Nunca antes se habían vendido más “setas”,

todo por rebelarse, todo por el tabaco,

antes morir de frío, que dejar de envenenarnos

a los pasivos en los espacios cerrados.

 

Porque llevamos grabada en la piel

como tatuada en el alma, la picaresca,

ante la ley impuesta a martillazos

por un ‘piti’ nos inventamos veinte recetas.

 

Quemaremos todo el butano del mundo,

nos lloverá dentro de las copas,

pero por suerte, volveremos a casa de noche,

sin ir directos a la lavadora.

Pablo Povedano

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