La Universidad de Sevilla aprobó en septiembre de 2009 una normativa que permite regular los casos en que un profesor pilla a un estudiante con una ‘chuleta‘. Esto y la no obligación de la asistencia a clase en la US se convierten en noticia para casi todos los medios de comunicación españoles.

 

Carlos Orquín. Está claro que cuando las cosas se ven como se quieren hacer ver podemos producir realidades muy distintas. Preciosa capacidad del hombre, la de crear nuevos mundos, nuevos espacios, nuevas visiones. Sin embargo, hay distintas y malas interpretaciones que han hecho mucho daño a la historia. Y los medios somos especialistas en ello. Sin códigos éticos, el periodismo, a veces, da importancia a lo que no tiene, o viceversa. Claro que los criterios de noticiabilidad se esfuman cuando hay dinero de por medio. Eso ya lo sabemos. Lo que nos enseñan en la carrera que no se debe hacer, se hace.

Así, una norma de desarrollo del Reglamento General de Actividades Docentes de la Universidad de Sevilla se convierte, de repente, en la noticia del día de España en muchos medios de comunicación. Una norma que se aprobó en septiembre del ya pasado 2009 y que, a primera hora de hoy asaltaba al lector de El Mundo, “líder de información en español”, con una de las suyas: “La Universidad de Sevilla ve el derecho a copiar como una garantía”.

A partir de ahí, tras analizar la segunda noticia más leída del periódico de ‘Perdrojota’, los demás medios acuden al morbazo de los estudiantes copiones como moscas. Los representantes de los estudiantes (el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla, Cadus) sin dar abasto. Televisiones y periódicos se hacen eco y toman declaraciones, como siempre, a lo más variopinto que Sevilla puede ofrecer. Olé!

Interpretando el reglamento a su manera, El Mundo y el resto de medios de comunicación le enseñan a España entera lo copiones que somos en Sevilla. Aquí podemos hacer chuletas libremente libremente, que no pasa nada.

Lo que no se paran a pensar es que quizá la tortilla es completamente distinta según como lo mires, y sobre todo si no tienes que meter relleno en tu sección porque consideras que hoy no ha pasado nada más interesante.

En ningún sitio, el reglamento dice que se permita el derecho a copiar sino el derecho a tener un organismo que permita decidir si se ha cometido esa infracción y qué sanción es la más conveniente. O sea, regular lo que nunca se ha hecho. Porque, ¿siempre tienen la razón los profesores? La universidad es un mundo complejo. De relaciones y situaciones muy diversas y con capacidad de producirse muchos errores, y sino que se lo digan a los alumnos de la Facultad de Comunicación.

Lo que un alumno nunca debe hacer es copiar, por su propio aprendizaje. Si esto ocurre, un consejo de departamento se reúne para evaluar lo sucedido y poner o no sanciones. Esto es algo que es completamente normal en el funcionamiento de la universidad desde hace casi 30 años. Pero hoy se convierte de repente en noticia, bajo el macabro nombre de ‘Jurado Popular’ en la sexta.

Además, insisten. Hay que ver qué poco serios que somos que permitimos que los alumnos aprueban sin tener que acudir obligatoriamente a las clases teóricas. Anda, como lleva sucediendo en la Universidad desde hace también décadas. La obligatoriedad de la asistencia es la excepción. Es un fenómeno nuevo, fruto de los ambiciosos objetivos pedagógicos de la evaluación continua a la boloñesa. Toda una maravilla del aprendizaje, se lo digo yo señores.

Ni mucho menos este es uno de los casos más graves. Cosas peores se han visto a raíz de la imaginación de periodistas aburridos. No obstante se debería poner freno al amarillismo creciente de algunos medios. Magnificar lo poco importante y callar cosas más interesantes públicamente, nos puede salir muy caro. Lo triste es que cueste sudores que se hable de problemas serios en la universidad pero que sea tan fácil que los copiones de la US sean los protagonistas.