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La primera lección que cualquier estudiante de marketing aprende nada más embarcarse en un master es que en marketing percepción es realidad.

En un Networking estamos dando forma a nuestra imagen personal y esto lo logramos de tres maneras diferentes: nuestra apariencia; lo que decimos y cómo actuamos. Aquí os dejo varios ejemplos de lo que he visto en innumerables reuniones de empresarios y os dejo a vosotros, mis lectores, que juzguéis en quien confiaríais.

Caso 1. Me siento junto con una  empresaria vestida con atuendo de negocios y me comenta un compañero junto a ella que en dos años nunca faltó a una sola reunión empresarial. Me muestro interesado y me dice: tuve razones de carácter personalísimo para faltar pero tengo un gran sentido del deber.

Caso 2. Hemos empezado una formación y uno de nuestros asistentes llega unos minutos tarde. Se excusa que acabó más tarde la reunión. Durante la sesión tiene varias aportaciones interesantes, pero a la mitad suena su móvil y dice: “lo siento, tengo que cogerlo que es por trabajo”. Sale de la sala.

Caso 3. Estoy en la antesala de una reunión y entablo conversación con una empresaria y empezamos a hablar sobre temas personales. Yo le comento que soy padre soltero de dos niños y ella me dice que tiene ocho hijos y me hace la broma que si los traemos a la reunión casi podríamos tener un equipo de fútbol, mientras me enseña las fotos de sus hijos en el móvil.

Caso 4. Tenemos una reunión en verano, en el verano sevillano, y uno de los asistentes viene con una estricta etiqueta pero por el efecto del calor su camisa está empañada en sudor y la persona parece estresada al hablar.

¿Ha sido fácil? ¿Has reconocido actitudes en otras personas que hayas conocido en reuniones empresariales?

Este es mi análisis: las chicas ganan por goleada. El primer caso es un ejemplo de ser coherente con lo que dices y con lo que crees. El toque personal del discurso te acerca a la humanidad de la empresaria. El segundo está poniendo de manifiesto una personalidad demasiado intrínseca. No parece que le importen los demás demasiado. Caso tercero: es otro buen ejemplo de discurso apropiado. No pasa nada por hablar de temas personales en un Networking. Solo cuando uno se conoce de veras, los demás te recomiendan. El uso del humor en la conversación también es acertadísimo. Con respecto al último, no hay ningún problema en relajar el atuendo si las condiciones climáticas no son las adecuadas. Tu incomodidad y sobre todo tu aspecto ejerce una imagen más negativa que un empresario sin corbata y con unos pantalones chinos.