Protestas sindicales ante el Parlamento de Andalucía / Sevilla Actualidad

La Huelga General del 14N ha unido en Andalucía a los empresarios de la CEA y al sindicato independiente de funcionarios CSIF en un argumento: «la huelga es política».

¿Existe la huelga ‘apolítica’? El mensaje unitario de instituciones con supuestos intereses divergentes ahonda en la ruptura entre las instituciones representativas y la ciudadanía representada.

La CEA muestra su preocupación por el daño económico de la convocatoria, mientras el sindicato CSIF la rechaza “por responsabilidad” asegurando que se trata de una “huelga política” y cuestionando, en palabras de su director de Relaciones Laborales, Manuel Carlos Alba, “la legitimidad de este tipo de convocatorias”.

El ser humano es un ser social y político. Por tanto, las formas en que se manifiesta individual o colectivamente- desde la toma de decisiones cotidiana a las más trascendentales de su vida-  son forzosamente políticas.

¿Transmite el CSIF un posicionamiento complementario a la CEA y a la acción política objeto de la Huelga General?

La convocatoria de Huelga, sectorial o General como la que tendrá lugar este miércoles, implica un paso más en las movilizaciones sociales para reclamar un cambio en la acción política. La participación de la ciudadanía en las movilizaciones y en la Huelga General conlleva inherentemente un posicionamiento político.  Puede estar este posicionamiento guiado por partidos políticos o por el criterio propio personal o de los colectivos afectados.

¿Por qué motivo se detiene la actividad durante una jornada laboral? Si acudimos a la academia, el diccionario de la RAE define el concepto de ‘huelga’ en los siguientes términos: “Interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta”.  Esto quiere decir que la huelga parte de un conflicto de intereses que lleva a la ciudadanía a la necesidad de manifestar públicamente el descontento con unas condiciones determinadas por medio de su acción-protesta.

Trascendiendo el descontento que se sitúa en la base de la protesta, la ‘huelga’ es un instrumento para visibilizar el conflicto y demandar soluciones a la autoridad competente: sea el empresario o la administración como responsable subsidiaria de la regulación y del ordenamiento estatal.

Las últimas reformas laborales de los gobiernos de PSOE y de PP a instancias de la troika modificaron el ordenamiento jurídico para facilitar el despido o dar prioridad al pago de la deuda sobre la inversión propia del Estado Social. Las reformas para la devaluación de las condiciones de vida del país en vías de ser competitivos en un sistema económico global se han precipitado con el Gobierno de Rajoy. “Estamos haciendo lo que tenemos que hacer” explica el presidente, obviando que instituciones que no han sido elegidas en procesos democráticos por la ciudadanía tienen la facultad para hacer prevalecer sus dictados sobre la soberanía popular en países económicamente dependientes como España. De facto, la crisis de la deuda ha propiciado una ‘democracia intervenida’, sostiene Julio Anguita.

Hay en las teorías de la Comunicación y de la Información un autor, Paul Watzlawick, que reflexiona en torno a las condiciones de hecho de la comunicación humana y extrae 5 premisas. Son los axiomas de la comunicación de Watzlawick, que afirma en primer lugar que es imposible no comunicarse. Por tanto, “todo comportamiento es una forma de comunicación”.  El sindicato de funcionarios CSIF cuando reniega del 14N está comunicando.

En segundo lugar el teórico señala que “toda comunicación tiene un nivel de contenido y otro de relación”. Constata la diferencia entre lo que transmitimos y lo que nuestro receptor entiende que transmitimos.

Si el mensaje que el CSIF pretendía transmitir era que se trata una huelga ‘partidista’ ha errado en su discurso al confundirlo con ‘huelga política’. Hace, además, un uso connotativo del concepto mismo de ‘política’ como si el ejercicio de ésta fuere pernicioso o en modo alguno negativo a los intereses de la ciudadanía.

En tercer lugar la teoría dice que una parte (en este caso la CEA y CSIF) y la otra (los convocantes de una ‘huelga’) “estructuran el flujo de la comunicación de diferente forma y, así, interpretan su propio comportamiento como mera reacción ante el del otro”. Los empresarios y del sindicato de funcionarios reaccionan ante la convocatoria de Huelga General y se posicionan al margen o frente a ella. Reaccionan los empresarios por el daño de este derecho de los trabajadores para los datos económicos, o el sindicato alertando del daño que pueda hacer a la imagen del Gobierno.

El cuarto axioma  explica que la comunicación no implica simplemente palabras o acciones, sino también el componente no verbal que llevan asociadas. La quinta y última premisa de Watzlawick califica la comunicación según sea simétrica (de igual a igual) o complementaria (donde media una relación de autoridad,  existe un desequilibrio entre las partes).

En un contexto donde la crisis económica capitalista en España ha dado lugar a una crisis social, institucional y territorial, la coincidencia de los empresarios de la CEA con el sindicato independiente de funcionarios CSIF en Andalucía pone de relieve la desdibujada estructura sobre la que se asienta el modelo económico de este país. Razonamiento que explica la confusión generalizada de la ciudadanía y su ruptura con las instituciones representativas tradicionales.

Se resiente todo -si no luchas por todo no luchas por nada, rezan algunos carteles de la convocatoria- en una espiral de precarización social que lleva a la sociedad a hacer del #14N el punto de inflexión para la necesaria vía de escape. No en vano, las grandes movilizaciones sociales en este marco no las lideran los partidos políticos ni los sindicatos de clase, sino cada vez más amplios sectores de la población donde germina la conciencia social que, con su posicionamiento en relación a diferentes acciones políticas, cuestionan y sacuden los postulados de la cúspide, y abren nuevas vías para el cambio social. La plataforma #StopDesahucios da buena cuenta de ello.

Juan Carlos Romero

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