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Descienden los niveles de confianza en el Parlamento Europeo por parte de los españoles, si atendemos a los recientemente publicados datos de la European Social Survey para 2012. Resulta relevante observar lo alineados que estaban los niveles de confianza antes y después de 2008 (que registraron los mínimos). Apuesto a que la situación económica tiene mucho que ver …

Observando el grado de participación en las elecciones europeas encontramos cierta coincidencia: en 2009 la participación fue la más baja (por debajo del 45%) de los seis procesos electorales realizados desde 1987. Podría ser que no estemos tan preocupados sobre lo que ocurre a nivel europeo como a nivel nacional, ¡pero más nos valdría!: desde las instituciones europeas se coordinan políticas de largo alcance en materia de economía –política monetaria, banca central, etc.–, comercio –mercado único, competencia, etc.– o la política agraria común entre otras.

¿A que ni siquiera recuerdas con claridad qué partido obtuvo más votos por España en 2009?. Apuesto a que no eres el único. No es de extrañar que los procesos electorales al Parlamento Europeo interesen poco. A mi juicio la legitimidad democrática y representatividad que otorga el Parlamento está “tocada”: probablemente la ciudadanía incida más en Europa a través de sus gobernantes nacionales que del Parlamento Europeo –única institución en la que elegimos representantes como europeos y europeas–. Veamos: el Consejo Europeo está formado por los Jefes de Estado de los países de la Unión, y el Consejo de Ministros por representantes de los respectivos gobiernos; dado que sus miembros han designados tras procesos electorales nacionales pueden estar respondiendo a intereses particulares, cada cual a los de su país. Siendo el Parlamento Europeo la única institución en la que votamos a quienes deban responder ante nosotros como europeos y europeas, resulta que comparte con el Consejo Europeo sus poderes legislativo, presupuestario y de control político.

Ademś, alrededor de “los Consejos” y el Parlamento pululan una buena cantidad de grupos de presión que pugnan por generar influencia. Con casi 6.000 organizaciones registradas como grupo de presión ¿responden realmente nuestros políticos en Europa ante las necesidades de la ciudadanía? De este registro, sólo unas 1.500 tienen consideración de ONG y casi 3.000 explícitamente como agrupaciones profesionales … y eso que el registro es voluntario. ¿Hasta qué punto los lobbies han determinado algunas políticas de la Unión?

Los lobbistas suelen vivir en Bruselas, y se dedican profesionalmente a ello, los ciudadanos y ciudadanas europeas estábamos lejos de contar con mecanismos de influencia directa hasta la llegada de la Iniciativa Ciudadana Europea (reglamento 211/2011): un millón de firmas para que una petición ciudadana sea atendida, aunque la respuesta siempre quedará a instancias de las instituciones europeas. Quizás aún le quede recorrido a este mecanismo de participación, pues desde su aprobación ni una sola iniciativa ha llegado a ser respondida por la Comisión.

A veces pienso en Europa como una especie reserva protegida para el político: un espacio donde gobernar a largo plazo y gran escala, con instituciones poco democráticas, cantidad de grupos de interés con los que “jugar a la influencia” y pobres mecanismos de participación ciudadana. Me declaro altereuropeísta.

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