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Unas cincuenta ciudades de toda España se sumaron este sábado a las movilizaciones convocadas en Europa para reivindicar el establecimiento de un corredor seguro para los refugiados que llegan clamando auxilio a nuestras fronteras. En Sevilla, una de las pancartas señalaba con contundencia a un culpable: «Europa mata».

Me gustaría poder decir que no lo hace. Decir que Europa es, como dice el título V del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (UE), «un espacio de libertad, seguridad y justicia dentro del respeto de los derechos fundamentales», que acoge con «una política común de asilo, inmigración y control de las fronteras exteriores (…) basada en la solidaridad entre Estados miembros» a aquellos que huyen de la hostilidad de unas guerras de las cuales es muchas veces responsable por acción, por omisión o como beneficiaria indirecta. Pero, para acusar con el dedo a Europa, primero hay que cuestionarse qué es Europa.

Si apuntamos a la UE, hablamos de «una asociación económica y política, única en su género, de 28 países europeos que abarcan gran parte del continente», tal como se define en su propia página web. Primero económica y luego política. Si solo nos referimos al continente, hablamos de sus ciudadanos, quienes, organizados en Estados, decidieron unirse a lo largo de medio siglo para establecer entre buena parte de ellos una Unión. Así que, en el fondo, hablamos de lo mismo. Todos somos Europa.

Cuando los ciudadanos señalamos a la UE por no respetar el clamor solidario del pueblo, la UE señala a los Estados y les dice que son ellos los que no quieren hacer frente a sus compromisos. Y así comienza el círculo vicioso. Solo 15 Estados han ofrecido a Grecia plazas para las reubicaciones: 1.081.

El país europeo más asfixiado por la austeridad acoge actualmente 66.400 solicitantes de asilo. Mientras tanto, la sociedad civil se organiza: bomberos que acuden al rescate directo, ciudades que se alían entre sí para acoger con los brazos abiertos a sus semejantes, manifestantes que acusamos sin saber del todo a quién lo hacemos.

Para bien o para mal, la Europa del capital, del liberalismo económico y de la austeridad, también somos nosotros. Y cuando decimos «Europa mata», no nos damos cuenta de que, aunque quisiera, no tendría competencias para hacerlo. Ni los voluntarios de Lesbos, ni las ciudades-refugio, ni los manifestantes que exigimos mejores políticas a nuestros dirigentes, matamos. Pero, como en los horrendos titulares que se ponen de perfil ante la violencia machista, los refugiados siguen apareciendo muertos. Europa no mata, pero tampoco salva vidas. Si la UE no puede y los Estados no quieren, esta Europa no sirve. Hagamos otra.

#SevillaUE

Y mientras tanto, la Europa que no cesa sigue funcionando. En Sevilla, el próximo 3 de marzo tendrá lugar en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía un seminario sobre el Plan de Inversiones para Europa. El conocido Plan Juncker llega a Sevilla para aquellos interesados en acceder a financiación europea para pymes y promotores de proyectos.

Este año se celebra un doble trigésimo aniversario: el de la adhesión de España a la UE y, paradójicamente, el del hoy denostado acuerdo Schengen. Para el primero, el centro de información Europe Direct Sevilla está organizando una serie de conferencias de las cuales ya se conocen dos fechas: el 10 y el 17 de marzo. Para el segundo, quizá haya que esperar a tener motivos para la celebración.