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Más de una decena de puertas llegó a tener Sevilla tiempo ha atravesando sus murallas. En un principio, este parapeto sirvió de protección para los habitantes de la villa ante los incesantes ataques de invasores que más tarde pasarían a ser invadidos.

Siglos después, sería del río de lo que esta mezcla de argamasa y piedra protegiera a quienes ocupaban el interior del conjunto. Pero ni el más grande de los muros es capaz de sobrevivir a la desidia de su inutilidad y, cuando esta llegó, los límites de la ciudad antigua pasaron a ser desbordados; y sus puertas, a ser carentes de todo sentido.

Tal es el propósito de esta sección que hoy comienza bajo el nombre de Puerta Europa. Al contrario que la de Córdoba o la de Jerez, esta abertura de muros y miras no apunta a ningún destino. Sevilla es tan Europa como Bruselas, por mucho que algunos se empeñen en coronar la capital belga como la corte de un supuesto reino -el europeo- que ni siquiera es capaz de serlo de taifas.

Cada baldosa que pisa un andaluz es tan europea como el gris cemento de las aceras de Bruselas. Ese será el punto de vista de esta puerta que nace ya abierta. Desde aquí trataremos de dar cabida a todos aquellos eventos relacionados con Europa y con la Unión Europea que se den cita en la capital hispalense, así como a los que obedezcan a decisiones tomadas en tierras tan europeas como la nuestra y que nos afecten en nuestro día a día.

Son muchas las murallas que todavía hoy pueblan las mentes de aquellos escépticos que ven en Europa, y no en la falta de esta, la causa de problemas como la situación económica, el desempleo o la escasa capacidad de reacción ante una crisis como la de los refugiados sirios. Ojalá esta puerta pase un día a ser otro decorado más cuando, al igual que las de la ciudad, las barreras mentales sean superadas para dar cabida así a los ideales europeos en nuestra realidad más cotidiana.