Llegó Septiembre, el noveno mes del año, aunque su nombre proviene de séptimo. Y con este mes se terminan las vacaciones de verano. Este mes representa la barrera mental de que el curso o la profesión ordinaria vuelve a su rutina. Con cierta honestidad, es un estadio mental más que nada.Pero  hay muchas personas para las que septiembre no supone el final de las vacaciones. Muchos zagales andaluces no disfrutan de unas vacaciones en algún lugar de recreo con sus familias, tampoco esos parados de larga duración o las miles  de empleadas con contrato  en alguna empresa de trabajo temporal donde las vacaciones suelen ser casi una leyenda.

El curso escolar comenzará con  falta de profesores, como de costumbre, con muchas escuelas que carecen de todo lo necesario, con profesores que han sudado tinta para tener una plaza y cumplir el sueño de sus vidas, pero ven la oscuridad y los aullidos de lobos que rodean a la Consejería de Educación de Andalucía. Una entidad pública que debe atender al mayor número de alumnos del estado y tiene más alumnos incluso que otros estados de la Unión Europea.

La educación pública es un derecho que ha costado mucha sangre. Varios de los reyes hispánicos o españoles la han ido anulando en su delirio elitista, Felipe IV y Fernando VII entre los más célebres, el primero para que las personas aceptaran ser siervos de los nobles, el segundo abrió clases de tauromaquia y la ignorancia fue un sello de la identidad. ¿A quienes me recuerda el dilema entre la cultura o los toros? Lástima que la Administración Pública no siempre esté al servicio de quien debiera. Eso sí, las empresas de su alrededor te las quitan de las manos. ¿A que sí Consejero?

To be, or not to be, that is the question:

Whether ‘tis nobler in the mind to suffer

The slings and arrows of outrageous fortune,

Or to take arms against a sea of troubles

And by opposing end them. To die—to sleep,

No more; and by a sleep to say we end

The heart-ache and the thousand natural shocks

That flesh is heir to: ‘tis a consummation

Devoutly to be wish’d. To die, to sleep;

To sleep, perchance to dream—ay, there’s the rub:

For in that sleep of death what dreams may come,

When we have shuffled off this mortal coil,

Must give us pause—there’s the respect

That makes calamity of so long life.

En otros tiempos la escuela empezaba a la par que La Liga española de fútbol. Eran una época en la que se sabía qué amigo o amiga tuya eran socios de tu club, ilusos somos al pensar que una SAD es nuestra, ir al estadio era un privilegio que no siempre estaba al alcance de cualquier familia.

Sin embargo, había familias que hacían(y seguro que aún harán) un esfuerzo tremendo para seguir manteniendo su antigüedad como socio, cada curso escolar sacaban su membresía. El ritual quinquenal se repetía una y otra vez, bocadillos y bebidas junto a una camiseta, antes lo corriente eran las camisetas oficiosas, el fetichismo por la supuesta “oficialidad” es ahora la norma. Al estadio se iba con algunas horas de antelación, las peñas de los pueblos o ciudades más lejanas se llenaban hasta arriba. Las caras casi siempre eran las mismas. En esos años, veías crecer a tus amistades, tus compañeros de autobús con los cuales cada quincena hacían la ruta hacia la Palmera o Nervión. Ir al templo de tu equipo, porque el politeísmo se trasladó a otros ámbitos de nuestras vidas desde que la Inquisición( y sus herederos) prohibieran todo lo que le pareciera un competidor.

Al corazón del barrio o del pueblo llegaban unos sentimientos que se han identificado con clubes de fútbol. Otro día hablaremos de ese movimiento de personas que hacen su romería balompédica para llenar un estadio donde animar a unos colores, a unos santos, a unos papas, a unos dioses…Todo de cartón y piedra, de carne y hueso,  un consenso entre miles de personas que luego no lo aprovechamos para mantener viva nuestra educación y nuestra sanidad pública y,  a medio plazo, la habitabilidad de nuestro planeta.

También estábamos los otros chiquillos, esos que nunca hemos sabido qué es ser socio de un club profesional de fútbol. Aquellos que despedimos a nuestros vecinos en los autobuses y nos entusiasmamos viéndolos de refilón en la televisión pública un sábado en la noche o apiñados en la puerta de un bar de barrio en la televisión privada codificada.

Ahora ese ritual ha disminuido y las aficiones no pueden ir en su totalidad a disfrutarlos.

Podemos estar como piojos en costura en una iglesia, una plaza de toros, en la  oficina, en un metro, en un avión, en un pasillo de hospital pero no en un estadio, ni un teatro…Excepto en Inglaterra.

or who would bear the whips and scorns of time,

Th’oppressor’s wrong, the proud man’s contumely,

The pangs of dispriz’d love, the law’s delay,

The insolence of office, and the spurns

That patient merit of th’unworthy takes,

When he himself might his quietus make

With a bare bodkin? Who would fardels bear,

To grunt and sweat under a weary life,

But that the dread of something after death,

The undiscovere’d country, from whose bourn

No traveller returns, puzzles the will,

And makes us rather bear those ills we have

Than fly to others that we know not of?

Todavía en Andalucía se sufren las consecuencias del Covid-19. Los ingresos de personas, las muertes de pacientes y todo lo que conlleva el maldito virus. Y si quieres desahogarte los mass media te sofocarán con el apocalipsis viral del Covid-19. Ahora, si hablas de Cambio Climático te van a mentar hasta la madre.

En cambio en el Reino Unido, en la home nation de Inglaterra concretamente, sus súbditos no padecen como nuestra gente. Aquí el virus se terminó por decreto. Hay vacunas y punto. Las normas nunca se han cumplido. La flexibilidad siempre estuvo a la orden del día. Desde el 13 de agosto empezó su competición más popular deportiva, The Football. Luego va el rugby, cricket, dardos, billar, tirarse por una colina cuesta abajo para atrapar un queso…Su singularidad es tan sorprendente como estrambótica.

En apenas tres jornadas de liga han ido a los estadios más de un millón de personas, es decir, más de 340 mil personas se han reunido en 10 estadios en cada jornada. El partido con más público ha sido Manchester United vs Leeds United, ciudades vecinas en la práctica,  con una asistencia de 72.732 aficionados.

Las próximas jornadas seguirán el mismo patrón, porque en el Reino Unido el protagonista ya no es el virus. Ahora, el problema es el hueco que ha dejado la mano de obra con pasaporte europeo que traía las importaciones y recogía el campo británico. La realidad aflora con las consecuencias de un Brexit.

La revolución de los que más tienen y son menos, pero los ignorantes y los clasistas de pensamiento compraron como suyo.

Thus conscience does make cowards of us all,

And thus the native hue of resolution

Is sicklied o’er with the pale cast of thought,

And enterprises of great pitch and moment

With this regard their currents turn awry

And lose the name of action.-Hamlet Act 3, Scene 1.

Tenía como costumbre en el inicio de cada curso pedir un deseo. Algo que mucha gente hace en su cumpleaños cuando sopla las velas, fin de año y otros eventos.

Mi deseo de este curso es el mismo desde hace años:

Que este sea el último curso en el que una criatura se quede sin poder asistir a una escuela.

Natural de Sevilla; en la Rábita, el mar me bautizó; aprendí a caminar y hacer travesuras como cazallero; en Dos Hermanas la escuela me dio alas, la Hispalense un motor; luego en México, bravura y...