“Penny for the guy” es una celebración que solían hacer los chiquillos de la clase trabajadora londinense. Suelen decir que era coincidente con la actual celebración de Halloween lo cual no es muy disparatado, ya que el día siguiente se conmemora en la fe cristiana “todos los santos”.

Llámalos anglicanos o católicos, pero de estos hay a porrillo en London y más aún en los siglos XIX y XX. Los zagales solían hacer un muñeco, más parecido a un espantapájaros que a un maniquí con un toque tétrico al que paseaban en una carretilla por donde se concentraba el burgo, principalmente pubs, allí los ebrios eran muy dados a compartir su pobreza monetaria. En las áreas nobles de la ciudad no eran permitidos o tolerados. ¿Qué hacían?

Un grupo de mozalbetes con su esperpéntico muñeco en una carreterilla pedían un penique, equivalente a un céntimo de euro, por cantar una canción o incluso por evitar que lo hicieran. Así de esquina en esquina.

“If you don’t give me one, I’ll take two”.

“The better for me, and the worse for you”.

“Ricket-a-racket your hedges shall go”.

Es bueno aprender historia y no propaganda. La primera te enseña lo que ha ocurrido y sus motivos con sus consecuencias. La segunda te cuenta una verdad falsificada o una gran mentira que ni de lejos se sostiene refutando los hechos verídicos.

El gobierno de Boris Johnson pensó conmemorar la salida del estado de la Unión Europea el 31 de octubre de 2019, y ni corto ni perezoso mandó hacer diez millones de libras esterlinas (no confundir con las egipcias qué están de moda en Andalucía en general y en Sevilla en particular) en varias etapas.

Tres millones de “coins” preparadas para el 1 de noviembre y el resto progresivamente hasta principio del 2020 para hacerlas coincidir con la convocatoria de elecciones generales, pero todo se torció. Su minoría en el parlamento y su incapacidad (peor que Theresa May) para sumar un consenso le hicieron pedir una extensión hasta 31 de enero del siguiente año.

“Catch your bear before you sell its skin”

Este hecho nos recuerda a las medallas y monedas que el otrora rey inglés George III (rey desde 1760 hasta  1820) mandó hacer por la toma de Cartagena de Indias por el Almirante Vernon, algo que nunca ocurrió realmente. Una flota británica quiso tomar la metrópoli hispana, nudo comercial de Sudamérica bajo soberanía española, pero fracasaron en el intento. La flota era tan enorme que en cuanto tomaron la ciudad de Portobelo, por eso se llama así la calle y su famoso mercadillo, y un par de los fuertes defensores de la propia Cartagena, enviaron emisarios desde allí hacia London para confirmar su victoria. El antiguo monasterio que hay en la calle Portobelo (Portobello Rd) fue fundado con parte del botín de esa ciudad, actualmente panameña, y ahora es el colegio español dependiente del Ministerio de Educación.

El Rey prohibió que en las crónicas de la época se nombrase  los once tipos de medallas y catorce monedas diferentes para conmemorar la heroica victoria sobre las actuales tierras colombianas. Al igual que los faraones intentó borrar de la historia lo que su propaganda aireó durante meses. Una de las monedas representa al fanfarrón de Vernon junto a Blas de Lezo de rodillas y rindiéndole la ciudad en una posición que Blas de Lezo por su discapacidad física (a causa de su historial bélico) le era imposible, ni eso respetó. La animada población londonders esperaba los tesoros traídos del dorado de Cartagena de Indias pero el tiempo pasaba y ni noticias había, hasta que la realidad bajó de una nube y trajo un chaparrón de noticias frescas nada halagüeñas. Una sangría en hombres y material bélico perdidos, lo mejor de una generación de mandos de la Royal Navy.

Se podría decir que el Gobierno Español hizo un copago o recuperó parcialmente lo que le quitaron (hay un dicho popular andaluz que dice: quien roba a un £@≥®µ tiene cien años de perdón). Bajo su mandato la Andalucía británica se consolida como enclave portuario en el Mediterráneo y resiste varios asedios, todos ellos mal preparados, con una pésima estrategia,  perjudicando a los andaluces de la comarca del campo de Gibraltar  por su duración y su desapego a la causa. Desde los palacios de Madrid se veía todo muy bonito pero la cara y cruz la ponían otros.

George fue el primer rey germano nacido en Inglaterra que empezó a usar el inglés como lengua materna (yo diría administrativamente), se le conoce por otros eventos tales como la Independencia Americana, la victoria sobre Napoleón, y lo que más le encanta a un soberano británico, la etimología, fue quién oficializó el nombre del jefe del Estado Británico el cual pasó de llamarse a sí mismo Rey de Gran Bretaña e Irlanda a Rey de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda.

Si Johnson hubiera sabido este pedazo de su propia historia, no hubiera desperdiciado del erario público el monto para realizar esas monedas. Al igual que Vernon, publicitó su victoria antes de tiempo y le salió mal, como casi todo lo que se hace por arrogancia y ego. Ahora tienen que destruir un montón de monedas conmemorativas lo que no ha ocurrido. Esperemos que en el futuro los gobernantes británicos aprendan la lección, pero será mucho pedir. Ahora elecciones generales el doce de diciembre que son apoyadas por los laboristas porque creen que han hundido el buque insignia de Johnson, el no acuerdo. Veremos lo que sucede, no hay que olvidar que Johnson es de la escuela del Trump-oso y aquí la bandera tapa muchas, pero que muchas vergüenzas.

“Clothes do not make the man”.

Natural de Sevilla; en la Rábita, el mar me bautizó; aprendí a caminar y hacer travesuras como cazallero; en Dos Hermanas la escuela me dio alas, la Hispalense un motor; luego en México, bravura y...