D. Fernando Cano-Romero, me va a disculpar pero nunca había oído hablar de usté hasta hace unos días, cuando escuché su nombramiento como pregonero de nuestra Semana Santa, noticia que siempre me llena de ilusión porque desde el primer momento confío plenamente en la persona elegida por el Consejo para tal menester.

Moe de Triana. En ese momento decidí investigar sobre su trayectoria para ver en qué manos caía el honor y la responsabilidad de tenernos en una nube hasta que se oígan los primeros toques de clarín por el Parque de María Luisa, y la verdad es que todas las referencias que he leido sobre su persona han sido muy buenas, cosa que de verdad me alegra.

El kit de la cuestión viene ahora D. Fernando, y es que llevamos unos añitos en los que siempre se repite la misma historia: por muy buenas obras literarias que haya realizado y por bien que escriba el designado pregonero, cuando le llega el momento de plantarse ante el papel en blanco, se cree con el derecho de hacer un pregón «comprometido», enrevesado, diferente y falto de esencia cofrade, que lo mismo pueda leerse en el Maestranza que en el teatro de Olot, cosa que la verdad, no termina de convencerme por muy de moda que esté ese concepto pregoneril.

Nunca he dudado de la fé de nadie, por eso mismo no necesito que nadie me hable de su compromiso cristiano o me argumente que el aborto es asesino y que usar el preservativo es malo- ojo- que tampoco quiero que el pregonero se ponga a repartir condones o a hablar de las excelencias de la píldora del día despues, simplemente pienso que esos temas dentro de un pregón no tienen cabida, y si la tienen le digo de corazón que francamente me importan un pimiento.

Señor Cano-Romero, esto es Sevilla, y los sevillanos en el día grande de su pregón queremos oír hablar de cómo en la Madrugá se hace el silencio en el Silencio por San Antonio Abad, queremos saber lo que se siente bajo el misterio del Herodes cuando las fuerzas flaquean y la chicotá no termina, queremos saber cómo suenan las bambalinas del palio del Dulce Nombre en la oscuridad de Conde de Barajas, queremos sentir lo que siente un gitano que ve a su Cristo pasar por la puerta de San Román, queremos escuchar los olés del barrio de San Bernardo al caer la medianoche, queremos perdernos por el barrio de Santa Cruz hasta cruzarnos con el palio de Ntra Señora de los Dolores y percibir el hechizo de una recogía en Triana…

Señor Cano-Romero, en sus manos está que nos sintamos orgullosos del pregón que pondrá la guinda a nuestra Cuaresma, de usted depende que este año presumamos de pregonero, y que rememoremos algunos de los pasajes de su texto mientras vemos pasar tramos de nazarenos desde cualquier esquinita de nuestra ciudad.

Disfrute componiendo la historia que le de aún más vida a la semana más bonita del año sevillano.

Un saludaso.

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