Los indios Quechuas designan Sumak Kawsay a una forma de vida, una cultura, que en nuestra lengua se traduciría como ‘buen vivir’.

Dicha corriente conecta directamente al hombre con la madre naturaleza, lo hace plenamente partícipe de ella recolectando únicamente lo necesario con el fin de perdurar y respetar nuestro entorno, la Pachamama. La evolución no se entiende lejos del medio natural o destruyendo éste.

En el mundo capitalista que nos ahoga, sin embargo, el crecimiento está reñido con la naturaleza. El dinero sólo debe servir para generar más dinero que nunca repercute en el pueblo. Nos hacen perder felicidad, espiritualidad, para ganar en servidumbre y esclavitud.

Hace algunas semanas, a través de un video difundido en una televisión francesa, los ecologistas de AGADEN denunciaban la intención del gobierno de España, en connivencia con la Junta de Andalucía, de quien está a cargo el parque, de vender el 10% del Parque Natural de los Alcornocales, un emblemático lugar que presume de ser el bosque alcornocal más grande de España y uno de los más grandes de Europa. En su interior y su frondosidad podemos encontrar desde vegetación propia de la época terciaria, como los helechos gigantes, una especie que sólo sobrevive en este parque, hasta el último de los ríos vírgenes de Andalucía, el Hozgarganta, que desde su nacimiento hasta su desembocadura transcurre a través de un hermoso bosque de ribera. Además de los cientos de especies de animales autóctonos del parque, como los corzos, los gatos monteses o las nutrias, y aves que descansan en él durante su proceso de migración a territorios africanos.

La historia de las civilizaciones también ha dejado su huella en tan idílico lugar. En el interior de sus cuevas podemos encontrar restos y pinturas rupestres del paleolítico, el neolítico o la edad de bronce, como la Cueva del tajo de las figuras, considerada como la Capilla Sixtina del arte rupestre esquemático.

La negligencia, irresponsabilidad e impunidad con la que nuestros políticos, de unos y otros partidos, actúan a diario con intenciones como la venta de parte de los Alcornocales para la construcción de complejos turísticos y campos de golf, o la venta de arena de la duna de Valdevaqueros, en Tarifa, nos debe invitar a reflexionar y preguntarnos con qué derecho y quién les han autorizado a destruir ecosistemas fundamentales para la vida.

No nos hacen un favor, no se trata de intentar crear puestos de trabajo, se trata, una vez más, de llenarse los bolsillos a costa de la felicidad común. El hombre de neardental convivía dentro de su medio ambiente pintando en las paredes de su cueva las cuestiones fundamentales de su vida y su cultura. El actual homo sapiens también intenta dejar su huella, ladrillo y campos de golf.

En change.org hay una iniciativa para firmar en contra de este abuso. No permanezcamos indiferentes, salvemos el Parque Natural de los Alcornocales.

www.SevillaActualidad.com

Nace en Cádiz en 1981 y estudia Filología Hispánica entre la UCA y la UNED. Actualmente dirige los talleres de Escritura Creativa de El fontanero del Mar Ediciones. Organizador del festival poético...