parody 3feb2016

Ha habido una pregunta que no he parado de hacerme durante toda mi vida y cuya respuesta debe encerrar la razón por la que a veces me encuentro tan desubicado en según qué momentos, lugares y conversaciones: ¿Qué método hace que el aprendizaje se convierta en aburrido?

Desde pequeño, el ser humano se presenta como una esponja que absorbe todo lo que ocurre a su alrededor y hace suya una pregunta que no dejará de formularse ante cualquier situación: “¿Por qué?”. La búsqueda de explicación a las cosas que le suceden al mundo y a uno mismo es algo inherente a nosotros, una motivación innata que nos mueve a querer saber cada día más. Eso lo saben los padres, las abuelas y los tíos, con sus hijas, nietos y sobrinas pequeños, y lo sabe también todo ese profesorado que trata de dar respuestas, cada uno en su ámbito, a esa sucesión descontrolada de incógnitas que los enanos quieren resolver.

Pero llega un momento en nuestra vida que todo se tuerce, y esa curiosidad innata se transforma y se dirige a otros ámbitos que podrían ser considerados como más insignificantes. Es el momento en que se deja de prestar atención al de dónde venimos, a dónde vamos, si estamos solos en la galaxia o acompañados. Ese instante en que ya no interesa cómo se comporta el león, qué significa el canto de cualquier ave o por qué existen las abejas. Ese día en que pensar en las leyes físicas y matemáticas da dolor de cabeza. Ese preciso momento en el que abandonas tu parte lógica, curiosa, imaginativa, insaciablemente insatisfecha de conocimiento, y recaes en un canal llamado Telecinco, líder de audiencia por decimoséptimo mes consecutivo. Ese microsegundo en el que tu cerebro aprende a tragarse cualquier cosa que le echen siempre que no exija utilizar el cerebro. A eso se le ha logrado identificar con el calificativo de “divertido”.

Una vez oí decir que el saber es el mayor placer que se puede alcanzar con los pantalones puestos. A través de la observación de la vida y el paisaje; de la lectura, del arte y la cultura en cualquiera de sus formas; del estudio de las diferentes disciplinas existentes; de escuchar al sabio; o de viajar y conocer lugares distintos al tuyo, se consigue dar salida a ese ansia que tenemos dentro por responder al “cómo”, “por qué”, “para qué” y “cómo sería si”. Pero por alguna razón inexplicable, hemos revestido todas esas formas con un aura de aburrimiento. Estar sólo sin hacer nada aparentemente más que observar, leer, ir a un museo de cualquier temática, a una representación, estudiar, oír a alguna persona con más experiencia que tú contándote batallitas o despojarte de la comodidad que tienes aquí para irte a un país completamente diferente, en definitiva, APRENDER, resulta inaguantable para una gran mayoría de la población.

Nuestro sistema educativo y social ha fallado en algo, pues conocer el funcionamiento de lo que somos y en dónde estamos ubicados puede llegar a ser muchísimo más interesante y placentero de lo que nos lo han pintado, y como mínimo más divertido que escuchar cotilleos de personas que no conocemos, y sospechar de otras que nos son cercanas.

Saber y pensar, todo es empezar. Empecemos, pues, ese camino que lleva al conocimiento, y estoy seguro que nos divertiremos como nunca.

Biólogo de formación con filósofa deformación, escritor, autor de la novela 'La soledad del escribido' y del blog 'Mi Mundo Descalzo', ha sido infectado por dos moscas ciertamente peligrosas: una,...