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Una de las frases más recurrentes, cuando se habla de los aparatos de los partidos, se la debemos a Alfonso Guerra: “El que se mueve no sale en la foto”. Guerra la proclamó y la aplicó a rajatabla mientras tuvo el control del aparato del PSOE. En Andalucía, entre sus correligionarios, dejó a varios damnificados de su sentencia.

Cayó Rafael Escuredo cuando se empezó a creerse aquello de que Andalucía tenía que ser tratada como las comunidades llamadas “históricas”; después cuando el suplente, Rodríguez de la Borbolla, se quiso presentar a las siguientes elecciones para convertirse en presidente electo en lugar de designado por el dedo de Alfonso Guerra, también cayó por ese mismo dedo, no sin antes proclamar que Andalucía necesitaba un verdadero “Poder Andaluz”; el mismo poder que él pudo ejercer mientras fue presidente pero no quiso intentarlo siquiera como le ocurrió a su sustituto: Manuel Chaves, el llamado candidato a palos porque llegó al cargo sin ambicionarlo y a la fuerza.

A Manuel Chaves también debemos otra muestra de sumisión al aparato en forma de proclama: “Que nadie espere que me enfrente a Felipe González”. Para nuestro mal la frase no la dirigió el secretario del PSOE andaluz al secretario general de su partido; la frase la pronunció, una vez más, un presidente de la Junta de Andalucía, cuando se le reclamaba que exigiera al gobierno central más inversiones para nuestra tierra; fue evidente que lo importante era seguir saliendo en la foto. El partido mandaba y todos a desfilar.

Ahora con lo de los presupuestos Generales del Estado está pasando lo mismo, pero en las filas del PP; mientras Rajoy se dedica a comprar votos a cambio de inversiones para vascos y canarios y a regalar miles de millones de euros para contentar a los catalanes, en Andalucía han movilizado a Antonio Sanz, delegado del gobierno de Rajoy, para intentar justificar, con burdas y patéticas promesas, la falta de inversiones en Andalucía; y eso que aquí no han gobernado nunca.

Todo esto, lo de ahora, con ser triste, no es lo peor, lo verdaderamente lamentable es que quien debiera levantar la voz y ejercer el poder que el pueblo andaluz le dio en las urnas para defender sus intereses, haya desistido ejercerlo si alguna vez llegó a creer en él, me refiero lógicamente a la presidenta; Susana Díaz, como antes sus antecesores en el cargo, ha vuelto a poner al partido por delante de Andalucía. Ahora lo importante son las primarias del PSOE.

Susana Díaz, se ha hecho un ‘selfie’ y no quiere dejar de salir en su propia fotografía rodeada de todos los barones del partido para así poder irse de Andalucía y llegar a la Moncloa; para ello necesita el voto de los socialistas vascos y los canarios y especialmente de los catalanes si quiere ganar las primarias, y para nuestra desgracia ante los agravios que suponen las inversiones discriminatorias del PP, la presidenta andaluza calla no sea que se molesten fuera de Andalucía lo que tienen que votarla para que deje de ser presidenta andaluza. El problema es que aquí son demasiados los que la alientan y aplauden a ver si logra sustituir a Rajoy para ser ella la que negocie con los catalanes y los vascos y los canarios los presupuestos del estado y sea ella la que mande callar al nuevo virrey que nombre para sustituirla en Andalucía; seguro que si llega el caso, le recordara, como es preceptivo, que: “El que se mueve no sale en la foto”.

Hijo de un médico rural y de una modista. Tan de pueblo como los cardos y los terrones. Me he pasado, como aparejador, media vida entre hormigones, ladrillos y escayolas ayudando a construir en la tierra...