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¿Se imaginan que ante la masacre parisina la gente en general se pusiera a cuestionar si es un drama o una cosilla puntual? Pues una barbaridad similar llevo presenciando toda esta semana, cada vez que alguien, generalmente hombres, cuestiona que la violencia de género sea un problema social.

Hay que escuchar y leer tal sarta de burradas, que para no enfadarme quiero creer que habla la ignorancia, el patriarcado trasmitido que no saben que portan y reproducen; un muro de desconocimiento que impide ver lo obvio.

Estamos ante un problema social, por muchos motivos: por sus características, por la ideología que lo motiva, por la magnitud de los datos… Y cuando digo problema social es porque afecta a toda la sociedad, a la vez que es esta quien lo genera. Se requiere un cambio cultural y educacional tan inmenso, que hasta da vértigo pensarlo, sobre todo cuando ves opiniones, de medios de comunicación y de personas particulares, que expresan tanta confusión sobre el tema; porque sí, el lenguaje utilizado también expresa opinión y este da mucho miedo.

Las mujeres no mueren, ni fallecen, las matan, son asesinadas. Estas mujeres no dejan hijas o hijos huérfanos, pues no es su decisión o imprudencia la que les lleva a esto, son generalmente padres de estos niños quienes los dejan sin madres. Con algo de suerte, acabamos dando gracias cuando no las matan en presencia de los menores.

Lejos de mejorar, a mucha distancia de esos discursos a pie de calle que dicen que las mujeres ya no nos podemos quejar, pues afirman que lo tenemos todo, la problemática empeora. Pero seguimos igual de mal que en verano, con asesinadas que no ocupan portadas ni le importan a ningún partido. Y para colmo, hay que aguantar la pataleta de hombres que aseguran sentirse ofendidos por una supuesta criminalización por parte de quienes reivindican la importancia de lo que está pasando; y yo me pregunto ¿por qué hay que soportar eso también? No me explico que en medio de una sucesión de muertes haya que preocuparse del frágil ego masculino ¿Tan difícil es para algunos hombres solidarizarse con esto? ¿Tan complicado es apoyarnos sin más? Pero no, hay que poner un pero. Si se emplea la acertada expresión «terrorismo machista» rápidamente se ofenden, y yo no lo entiendo ¿Hombres y machismo son sinónimos? Yo entiendo que no, y no me voy a sentir culpable de que se den por aludidos, hasta ahí podía llegar la broma.

De hecho, y para pena mía, machista pueden ser hombres y mujeres, cosa que se encuentra con más frecuencia de la que a mí me gustaría. El terrorismo de ETA lo llevaba a cabo ETA, y nadie tenía problemas de confusión con esto; salvo las mentes más cerriles que hablaban de «Terrorismo vasco», no había problema en los límites de la nomenclatura.

Lo peor de todo es que la cuestión está llegando a un punto tan extremo, que sólo quedan máximas extremas, como aquella de Mateo, que venía a decir que quien no está conmigo está contra mí, y quien no recoge conmigo, desparrama. Me dan miedo esos hombres, que por suerte no son todos, que se sienten aludidos y atacados, que no son capaces de asumir la problemática sin más, que no tienen capacidad de entender la gravedad de la situación, como si no fueran hijos, hermanos, padres o familiares de alguna mujer. Esa es la única premisa necesaria para enfrentarse a lo que está pasando, todo lo demás, excusas que nadie pide, que según la máxima del Derecho, revelan más de lo que yo quisiera…

No caben más excusas en este genocidio pausado, las mujeres están siendo asesinadas, sin eufemismos, y quien no pueda entender esto sin condicionantes, será cómplice.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...