Decía Sor Trini, la monja encargada de darnos Lengua, Literatura y Francés, que lo poco agrada y lo mucho enfada, revisión costumbrista de la máxima de Quevedo, lo bueno si es breve, dos veces bueno.

Es cualquier día de la semana, y una amiga te pregunta ¿viste la columna de fulano? Dudas y vacilas… ví que publicó algo pero no la leí… Te sientes menos mal cuando sabes que realmente tu amiga tampoco la leyó, vió algo de casualidad. Y mi amiga y yo no hablábamos de política o la fiesta de Cristiano, era Semana Santa.

Probablemente hemos estirado tanto el chicle que ya a muchos y muchas nos sobran algunas cosillas. Pasarse todo el año hablando de costaleros y disputas de juntas de gobierno cansa a cualquiera, o debería cansar. Estar todo el día conjeturando, intrigando, comentando, no sé, es que es hasta raro que yo escriba esto pero ¿hay tanto interés por parte del público como para no dar tregua?

Y no es cuestión de rasgarse las vestiduras, dado el caso todo el mundo es cotilla o tiene cierto interés, pero estamos a unos niveles que un hermano mayor estornuda y se le dedican trescientas palabras. Entrar en temas como los desfiles de moda costaleril directamente es arduo, sobre todo cuando no hace ni diez horas que leí algo de que se está haciendo zumba cofrade. Lo pienso y no sé si reírme o llorar.

La Semana Santa, las hermandades y las cofradías son una parte muy importante de la vida de mucha gente, entre quienes puedo incluirme sin pudor pero ¿es lo único? Creo que quien más y quien menos tiene problemas, ocupaciones académicas, laborales, familiares, en las que el mundo cofrade tiene que ver a veces, y la mayoría no. ¿Es necesario buscar nuevos conflictos perdiendo horas al día leyendo que menganito dijo tal y ahora en la cofradía de sutanito van a negarse a darle cinco minutos de paso?

Llega un momento que me veo tan desconectada de estos mundos que no sé con qué fuerza voy a llegar al veintinueve de Marzo.

Luego pasa lo de siempre. Retomas las tertulias con los sempiternos amigos de estas lides, vuelves a tus tradiciones particulares, tu rito y tu regla, estalla el azahar, sale incienso de las iglesias y sí, reencuentras tus ganas. Probablemente las reencuentras porque vuelves a las cosas que le dan sentido a esto, y la mayoría de esas cosas no se escriben en las páginas moradas, aunque a algunos les cueste creerlo.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...