En unos días tendrá lugar la onomástica de Santa Bárbara. Patrona de los artificieros y pirotécnicos entre otros, suele ser recordada siempre que truena, al menos suelen recordarla personas mayores educadas en rezar su jaculatoria cuando el cielo ruge y se ilumina.

Esta historia que en principio no tiene mucho sentido, me ha venido a la mente pensando en ciertos trabajadores de cierta comunidad autónoma que al igual que los que se encomiendan a Santa Bárbara cuando truena, ellos parecen echar mano de ciertos ideales cuando les vienen mal dadas; será por la cantidad de pirotécnicos que hay por aquella zona…

Es para mí una batalla perdida esa eterna discusión con muchos periodistas cuando expongo que me resulta absolutamente incomprensible que muchos profesionales de este sector trabajen en ciertos medios de ideología muy marcada y luego afirmen que la suya es totalmente opuesta. Parto de la base de que todo el mundo necesita y merece comer a diario pero ¿les resulta fácil vivir en ese ejercicio de hipocresía? De redactores de medios cercanos prácticamente al fascismo he tenido que escuchar que eran militantes de Izquierda Unida…

No me lo creo, no me cabe en la cabeza como determinadas profesiones, incluida la mía que no es el periodismo, no conllevan una determinada ideología, y no me refiero a un voto cada cuatro años, me refiero a una ideología en el sentido de conjunto de ideas que caracterizan la vida y el proceder de una persona. De estos barros aparecen lodos y esta semana pasada hemos visto como los indignados trabajadores de Canal 9 trataban de impedir el cierre de su cadena… ahora estaban indignados, antes no.

En el tiempo en que vivimos, en que todas las comunidades sienten el justo deseo de reclamar cierta dosis de identidad propia, es muy pero que muy triste que desaparezca una televisión autonómica, pero lo dicho, ahora vienen los lloros. Estamos hablando de una televisión pública que compró los desorbitados derechos para retransmitir la Fórmula 1, con dos pares…

Ahora se pide perdón a los familiares y víctimas del metro de Valencia por haber invisibilizado la noticia durante muchos años, ahora, pero, en su momento ¿cómo podían comer o dormir con tranquilidad sabiendo lo que hacían? Me parece increíble que un sueldo pueda compensar un remordimiento semejante. Además, por si faltaran perejiles, se pide la dimisión del presidente de la comunidad.

Ni pensar quiero los años que habrán votado al PP con la excusa de que había que asegurarse el pan, y ahora todos nos volvemos rebeldes y subversivos, no cuando se cometen injusticias sino cuando se nos toca el sueldo… Para el fin de fiesta se produjo un despliegue jamás visto, invitando a representantes de IU, PSOE, Compromís; todos los que antes si salían en esa televisión era para ser tratados como la ridícula oposición que pataleaba ante la hegemonía pepera.

Y por supuesto ahora todo el mundo tiene la obligación moral de solidarizarse con ellos, profesionales del periodismo o simples ciudadanos, todos debemos apoyar a profesionales que han vivido cómodamente muchos años y ahora ven peligrar su estatus; debemos darles la cobertura que ellos negaron a tantos durante tantos años…

Lo peor es que el tema es dantesco por todas partes, que aún recuerdo aquellas declaraciones de que se cerraba la televisión porque no había dinero para cosas como Servicios Sociales… la madre del cordero ¿ahora en la Comunidad Valenciana importan los Servicios Sociales? Ya podían haber pensado esto mismo cuando entró en vigor la Ley de Dependencia que jamás aplicaron…

Con este panorama de unos y otros casi entran ganas de decir esa frase atribuida a Churchill cuando le dijeron que en España había una Guerra Civil y supuestamente este respondió: «Déjalos, que están en su salsa».

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...