Si ya la Navidad me asqueaba vienen los de la Lotería y la vuelven terrorífica… Luego los puristas se me quejan de Halloween ¿habría algo más terrorífico que disfrazarse de Raphael yendo por ahí diciendo «Nanananaaa…nananaa»?

Reconozco que añoro los tiempos en que Sevilla era un poquitín menos navideña, o al menos cuando la fiesta era algo sobrio que no se anticipaba tanto en las hojas del calendario, que no costaba un pastizal a la ciudad, que no sobreiluminaba el cielo que es el techo del dormitorio de cada vez más personas, que no abarrotaba las calles del centro mientras las tiendas estaban cada vez más vacías porque no hay que engañarse; el número de personas que inundan la Plaza de San Francisco no es directamente proporcional al de personas que compran en los comercios del centro. Por cierto, al hilo de los comercios del centro ¿Se venden tantísimos cigarrillos electrónicos como para poner cientos de tiendas exclusivamente de eso o es alguna extraña tapadera? Es que parecen reproducirse como en su día las inmobiliarias… ¿Cuándo caerá esto? ¿Explotará la burbuja del «vapeo»?  Yo que no he fumado nunca me planteo pedirle a los Reyes una cosa de esas, debe ser el símil adulto del botecillo de hacer pompitas…

Y lo que es la vida, el hombre que propuso llamar a este invento el Solsticio de Invierno ahora, cuando ese fenómeno vuelve a acercarse, se retira de ese esperpéntico teatrillo que suele ser la política local.   Vivimos en una ciudad en la que muchos no saben y muchos otros no quieren saber que el Cristianismo colocó estratégicamente sus fiestas a celebrar justo en las mismitas fechas que las fiestas paganas ¿A cuento de que si no íbamos a celebrar en Diciembre el nacimiento de Cristo que se produjo en primavera? A los grandes almacenes del triangulito verde tampoco les vino mal, dicho sea de paso. Torrijos demostró que a la gente no le gusta que pongan en tela de juicio sus cristianísimas fiestas igual que dejó patente que a los fachas les jode mucho que los comunistas no se alimenten a base de bocadillos de mortadela con aceitunas… Aunque puede que el hecho de comer marisco no sea tan grave, lo que a alguno le molestó es que se hiciera una foto… Claro, vivimos en una ciudad tan austera que cosas como esas chirrían… Lo de que la mariscada fuera en tierras belgas tampoco ayudó… ¿Un comunista viajando y no es a Cuba? Impensable era poco… Yo la verdad es que marisco no como pero hice pocas fotos a la comida en Bélgica, una pena porque aquello merece la pena ser degustado y retratado.

En fin, Torrijos se nos va, la Navidad se nos viene encima y mi Betis… ¡Ay mi Betis! Si es que como todas las cosas de la vida, lo cantó Sabina en alguna canción, en este caso aquello de: «¡Que manera de perder!»

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...