Es muy curioso como quienes deben estar más atentos a la doctrina cristiana, se olvidan de los pilares más básicos de esta, obviando por ejemplo, que la soberbia es un pecado capital.

Vivimos tiempos tan extremadamente complicados que podríamos considerar que nos tropezamos con Jesucristo cada pocos metros. Muchas personas sufren injusticias, penas, incluso dolorosas burlas por parte del sistema… Tal vez pueda parecer extremo lo que digo, pero sobre todo en Andalucía, la religión es homocéntrica, nuestro Dios no es abstracto, la importancia del hombre en todo esto es innegable.

Y llegó el Año de la Fe, y a mí se me ocurren miles de maneras de celebrarlo, maneras menos  pomposas, más religiosas, más públicas, y seguramente menos gastosas; incluso podríamos haber pensado en tantos y tantos Cristos vivos, que diría el padre Leonardo (QEPD). Pero no, había que hacer algo con repercusión para que en Madrid vieran que a Fe y escenografía no nos gana nadie, para que algunos se colgaran una medalla montando  un MUNARCO acotado, sin posibilidad de acceso al rezo del Vía Crucis… Un acto que invitaba tan poco a lo que se destinaba que son muchísimos  los que piensan que la lluvia ha sido más una cuestión de justicia divina que otra cosa.

A menudo los cofrades somos objeto de acusaciones como aquella tan famosa de la “eclesialidad”, o nos ven como un elemento de la Iglesia poco serio.  Con los amagos pamplineros que se han visto en la mañana del domingo, poco podría discutirse, si no fuera porque siempre nos podemos agarrar a esa máxima de Dumas padre: “Todas las generalizaciones son peligrosas, incluso esta.”, porque sí, los cofrades a veces pierden el Norte pero ¿son los únicos culpables? El Consejo de Cofradías parece haberse convertido en una de esas madres sufridas que no se imponen en su casa pero se pasan el día llorando y mediando entre un padre autoritario y un hijo adolescente…  

Así que ya hasta da pena ver como este organismo intenta contentar a un Arzobispado al que francamente no comprendo, pero del que se teme que vuelva a acusarnos de no ser serios, mientras las hermandades piden un Consejo que los represente, que los tutele, que los oriente… Porque no se confundan, las hermandades son quizás el elemento más vivo de la Iglesia, el más cercano, el más consecuente con la realidad social, pero como todo hijo, a veces necesitaría un poco de asesoramiento y no que se le mangonee para conseguir nadie sabe qué.

Así que esta celebración de la Fe se malogró, cosas de Dios, no es nada en comparación con lo que le cayó a Job; pero entonces, con la ciudad abarrotada de gente y los pasos montados, se dijo que el rezo del Vía Crucis en la Catedral sería público, como siempre debió haber sido… La pena es que el personal de seguridad no tuviera esto tan claro, impidiendo a cientos de personas entrar, con la excusa, agárrense, de que el aforo de la SIC estaba al completo…  Yo es que por más que lo pienso no salgo de mi asombro.

Y recapacitando sobre el acto que no fue, sobre el Consejo, sobre la hermandad de Torreblanca que en su día no pudo hacer un Vía Crucis en su barrio y casi preside este, recapacitando sobre  el Arzobispado y su concepción de la Fe, me acordé de esa frase del Cid que tantos cofrades podrían exclamar: Dios, qué buen vasallo ¡si tuviese buen señor!

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...