Estoy empezando a pensar que la gaviota es el pájaro de la felicidad. Eso explicaría por qué parece que este país, que hasta hace bien poco se venía a pique, está ahora lleno de optimismo, alegría, vamos, felicidad, o eso parece al menos que ocurre en las páginas de algunos periódicos.

Es un fenómeno local y nacional, curiosamente no autonómico. Según determinadas publicaciones, Andalucía aún sigue navegando a la deriva en el mar tumultuoso de la crisis… Pero gracias a Dios, más que nunca a Dios en esta nueva era que emprendemos, parece al fin que ya no hay paro en España, ni problemas de tráfico en Sevilla.

Es maravilloso vivir ahora en la Capital Mundial de la Navidad, donde los reyes no pegan palo al agua, como los Reyes de carne y hueso, y donde cada noche un carísimo espectáculo en la fachada de nuestra casa consistorial hace las delicias de los adultos y las angustias de algún niño. O al menos eso le ocurrió a una pequeña que estaba junto a mí el sábado pasado. Pobrecita, tras pasarlo algo mal viendo gente volar que parecía no gustarle mucho, casi le da un ataquito a su pequeño corazón cuando vio la fachada venirse abajo. Qué disgusto le entró a ella y qué risa me dio a mí, que no es que sea cruel, pero esa impresión infantil era para reírse.

No niego que a mí me gusta poquísimo la Navidad y por eso no me emociona toda esta algarabía desatada en la ciudad. Tampoco me ayuda el pensar que el espectáculo en cuestión no es nada barato y que pese a que insistan en que lo han financiado los comerciantes, sólo ha sido una parte. Para colmo de males, el tráfico es peor que nunca. Tras desactivar el “Plan centro” de la última etapa socialista, se cayó en una persecución sin tregua a los coches que no cumplían las normas, y al recibir quejas de colores, se “aflojó” la presión, con lo que ahora simplemente hay un caos imperante de coches, ciclistas y peatones que circulan como Dios les da a entender.

A nivel nacional parece que ya la prima de riesgo ha pasado a ser un familiar engorroso que se presenta en estas fiestas, porque el término no parece tener otra acepción para los editores de determinados medios. Parece que la investidura de Mariano ha ayudado a que los ánimos se relajen y el futuro se pinte verde esperanza. Al menos a mí me parece interesante conocer qué va a hacer el señor Rajoy. Ese tipo de cosas se suelen conocer antes de las elecciones, pero en el caso del gallego parece que hemos tenido que esperar a que ganara para saber cómo tiene pensado sacarnos de esto.

En fin, parece ser que ahora ya la vida nos sonríe, a no ser que les dé por leer o ver medios menos gavioteros. En ese caso podrían darse de cara con lo que ya saben y conocen, la realidad. Claro que este tipo de medios cada vez escasean más, si hasta “Los rojos de La Sexta” se curan en salud.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...