Leí una vez que a los niños de Flandes que no se dormían se les amenazaba diciendo “Que viene el Duque de Alba”, en lugar de nuestro “Que viene el Coco”. Cuando la supremacía de un linaje llega a este extremo, imagino que el ADN adquiere esa particularidad trasmitiéndola de generación en generación, para acabar teniendo una prole de botarates ignorantes que de no poder tirar de apellido estarían pasando hambre en cualquier parte del mundo.

Alguno podrá pensar que tras ver el programa de Jordi Évole he visto la luz y reniego de la extirpe de los Alba. Nada más lejos de la realidad, a mí me ha servido de detonante de un explosivo que yo tenía en mi interior desde hace mucho. Curioso esto, cuando pasé más de ocho años de mi vida siendo vecina en cierto modo de la nobiliaria familia, ya que iba al colegio que había en el convento que está muro con muro al Palacio de Dueñas. Pero incluso entonces sabía que no era normal, aquello era extraño; y con el paso de los años supe que no era extraño lo que aquel palacio ocultaba, simplemente era y es una vergüenza. Una de tantas, una de esas lacras que Andalucía debe soportar en pleno siglo XXI, porque el insigne jinete, demagogo hasta decir basta, no parece darse cuenta de algo, y es que él no existiría sin lo que él critica. Sin gente a la que explotar no podría existir su explotadora familia con todas sus tierras; sin esas ayudas y subvenciones no podría aprovecharse él de ellas y  no dar un palo al agua; sin gente como él y los suyos que hacen un mal uso de esas ayudas, el resto de España no esgrimiría siempre los mismos tópicos ignorantes con los que Cayetano está de acuerdo. Tócate los genitales.

Lo que más me duele es que en cierto modo tenemos lo que nos merecemos: el panderetismo y la incultura extrema que fue esa imagen del público de la boda de la Duquesa de Alba tenía que tener un castigo, uno más quiero decir. No era suficiente esa explotación caciquista de los latifundios, de esos jornaleros que tuvieron hace bien poco luz eléctrica en sus casas. Tampoco es suficiente tener que tolerar esa charada que es su fundación; un sistema para que el Estado, y por extensión todos nosotros, mantenga y mantengamos sus obras de arte, ésas que, como les pertenecen por herencia, mantienen secuestradas al público que las sustenta. ¿Alguien ha intentado visitar alguno de sus palacios? Le deseo suerte en la empresa.

Y para colmo de infortunios y despropósitos, Cayetano se permite cuestionar el poco espíritu emprendedor andaluz. ¿Cree que ese chico del vídeo que él criticó no se cambiaría por él con los ojos cerrados? Cuando uno tiene obligaciones y responsabilidades, una familia que mantener o al menos una familia que necesita que todos arrimen el hombro, a nadie se le ocurre dedicarse a la equitación mientras se vive alegremente con la asignación de mamá.

Y lo que más me jode, perdonen la expresión pero es que me jode, es que si mañana la Duquesa volviera a casarse, volveríamos a ver ese esperpéntico espectáculo en su puerta, aunque el hijo nos llamara a todos y cada uno de nosotros lo peor que se le pasara por la mente.

Este país, y sobre todo el Sur, es muy propenso a creerse cualquier milonga que le vendan; y si uno dice que es progre y campechano, pues nada, a tragar, aunque sea demostrablemente mentira.

Y como me faltan ya páginas para quejarme, porque podría seguir así horas, culpándolos a ellos de lo que son y a nosotros por consentirlo, sólo voy a compartir una última cosa. El primer paso puede ser firmar esto, yo me alegraría infinitamente de que se consiguiera.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...