El periodismo es tan sutil que no se percibe su deterioro. Y esto no ayuda a evidenciar lo vital de los profesionales de la información que día a día dan la cara porque sepamos lo que sucede realmente. Hoy se celebra el Día Europeo contra la precariedad laboral en el periodismo.

Hoy quiero explicar el valor del periodismo. Llevo semanas meditando sobre los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que se están produciendo en distintos medios de comunicación. También en otros que no se han producido, pero que se ven en el horizonte próximo. Un panorama desolador para el periodismo. Pero mucho más negro para toda la sociedad.

En los ERE de medios de comunicación se ha puesto de moda una cosa: despedir al más antiguo para ahorrar más dinero. Parece lo más usado por los dueños, que pese a dirigir empresas donde la reflexión y el análisis tienen un especial valor, parecen orientarse sólo por la pura norma matemática. Esto me lleva irremediablemente a pensar como aprendiz. He tenido la suerte de aprender muchas cosas de enormes profesionales de la información. No diré nombres, ni apellidos, pero ellos sabrán quiénes son. Aunque no me enseñaran a mí; aunque no me conozcan.

Es triste que personas que han destapado casos de corrupción, que han conseguido que la ciudadanía se movilizase o que han trabajado toda su vida por que estemos informados y por tanto, seamos más libres para decidir, piensen en tirar la toalla y mediten qué negocio montarán cuando los echen de su trabajo. Lo primero que siento es pena. Después desamparo. Al final sólo terror ante el derribo de una barrera vital entre los intereses partidistas y económicos y la defensa de una sociedad más justa y libre.

Como decía Ignacio Escolar este fin de semana en Sevilla en el Evento Blog España, “el periodismo es una profesión” a la que hay que dedicarse por completo. Y claro, si al final las empresas acaban tirando por la borda el activo de información, experiencia y sabiduría, ¿de quién aprende el que viene detrás? ¿Cómo sabrá entonces el ciudadano la verdad si sólo le llegará lo que se dice, y no lo que se hizo en realidad?

Hace unos días, meditando con uno de estos grandes sabios del periodismo sevillano, ambos llegamos a la conclusión de que el objetivo era borrar la memoria despidiendo a los que más recuerdan lo que unos y otros hicieron hace años. De esta forma ni el político ni el empresario puede verse reprendido ni queda en evidencia, porque si el periodista no sabe que hoy hace lo contrario de lo que hizo ayer, el ciudadano tampoco lo sabrá.

El periodismo es incómodo por definición, y mal iría si no lo fuese, pero unos por acción y otros por omisión, acabarán dejándolo en un simple altavoz que repita los mensajes que ellos mismos decidan. Sin análisis, sin reflexión, sin crítica y sin opinión. Eso será otra cosa, pero no periodismo.

Es tan dura la situación del sector que el 40% de sus trabajadores se han ido al paro durante la crisis. Y nadie dice nada. El impacto ha sido similar al del sector de la construcción. Pero el medio, de la precariedad de sus trabajadores, no habla. Los periodistas son (somos) los invisibles. Y esto lo digo hoy, 5 de noviembre, cuando se celebra el Día Europeo contra la precariedad laboral en el periodismo.

Esta tarde los periodistas de Sevilla vamos a realizar un paseo informativo desde la Puerta de Jerez. Lo hacemos para dar a conocer nuestras dificultades y el mal momento para nuestra profesión. Espero verte allí.

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Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...