Es curioso –por no decir odioso- que esta figura literaria se ligue de forma constante y en negativo a Andalucía para denunciar cuestiones más o menos criticables, pero que acaban diciendo que los andaluces somos poco menos que vagos y maleantes.

Si nos ponemos a sumar las lindezas que -especialmente desde Madrid para arriba- se suelen soltar de Andalucía y sus habitantes, podríamos llevarnos horas. Memorables, por  la tremenda demostración de idiocia de sus autores, son el famoso ‘Pitas, pitas’, ‘los niños andaluces casi analfabetos’, o aquella sobre los andaluces, el PER y los bares.

Pues bien, el extraño virus de ‘juega a descalificar a Andalucía’ no se queda en el campo de la política, también lo vemos hasta en viñetas (y pongo comillas) “periodísticas”. Precisamente en un medio de comunicación que pretende resaltar su edición andaluza y que con una intención de profunda crítica hacia el sistema y desde la libertad, ha acabado cayendo en un burdo insulto a Andalucía, o ‘SopaBobalandia’, como la llaman en ‘el dibujito’ de marras.

El pretendido recuadro es un mapa del sur de España donde sobre lo el territorio andaluz aparece coloreado el palabro ‘SopaBobalandia’. Así en grande, y sin pudor. Para que los lectores andaluces nos enteremos bien de lo que, según el dibujo, somos. Y nosotros sin saberlo.

Y es que, la hipérbole es una figura literaria, que a todos nos enseñaron en el colegio –al menos en Andalucía (o SopaBobalandia, elijan ustedes)- que se empleaba para exagerar desmesuradamente una cualidad para plasmar una imagen difícil de olvidar. Y parece que eso se pretende con el citado virus: identificar perennemente a Andalucía con la tierra de las subvenciones, la vagueza extrema y la más absoluta estupidez. Vamos, la Andalucía del vago, la incultura y el bar. Por eso tratar de denunciar un sistema, desde Andalucía y para Andalucía, de esta forma…no me parece lo mejor, porque se hace flaco favor y sólo echamos leña al fuego que otros siempre están dispuestos a avivar.

Sin embargo, estoy seguro, de que la única intención era denunciar las malas prácticas de algunos políticos con las subvenciones e incluso la picaresca de algún que otro ‘listillo’ de apropiarse de ayudas que no les pertenecen. Incluso a aquellos que asumen el sistema de las subvenciones frente a la libertad y el deber de labrarse el futuro. Sí, eso es lo que creo que motivó esa viñeta. Pero no es eso lo que veo cuando la miro. Y no lo veo porque con Andalucía no sirven las hipérboles.

Una tierra que tiene una sangrante cifra de paro, que adolece de un sistema económico sólido, que en las tres últimas décadas ha tenido que sudar lo suyo para erradicar el analfabetismo o el absentismo escolar, por modernizarse hasta lo más profundo de su territorio y que además es ejemplo en campos como la cultura, la investigación o las nuevas tecnologías, no puede verse reducida a una hipérbole dañina. Más que criticar un sistema, hay que analizar una realidad, pero esa realidad siempre se obvia con las típicas hipérboles y acaba manchando a todos por la mala acción de unos pocos.

Dañina porque no busca despertar conciencias, sino el enfrentamiento. Porque no busca trabajar de forma constructiva, sino despreciar a sus ciudadanos por no votar según la voluntad de algunos. Eso lo busca ese virus. Y ante esto no vale el silencio.

Es ante esto frente a lo que, quienes sabemos diferenciar el mal comportamiento de unos , del común del resto, tenemos que levantar la voz y dejar claro que ya está bien del insulto y el desprecio gratuito, del tópico arcaico y malintencionado y de la supremacía de los poderosos frente al común de los mortales.

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Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...