Ahora resulta que dos más dos no siempre van a ser cuatro, sino que pueden ser uno, cero o cuarenta y cinco; todo dependerá de quién sume y de quién pueda hacerlo. Porque no, las leyes exactas de las matemáticas aplicadas a otras actividades más metafísicas, desde luego, no suelen dar jamás el resultado que en principio se esperaba.
La pregunta es: ¿se puede? La respuesta: claro que se puede, ya lo decían ellos mismo (Sí se puede o Yes We Can, que, para el caso, vino a resultar lo mismo) pero para tal cosa hace falta voluntad y, a veces, más de las que debieran, aquellos que se cortan la coleta han de hacerlo para ejercer de verdad su retirada; si no, parece que se ponen de nuevo y continuamente la montera, mientras son los demás los que lidian con el toro en la plaza. Eso denota, cuanto menos, deslealtad y cobardía.
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