El Pleno Municipal de Sevilla continúa con un formato obsoleto y alejado de los ciudadanos. Sesiones maratonianas en las que los ediles se lanzan puyas con un claro interés partidista. En rara ocasión tienen lugar debates constructivos en los que la suma de todos lleve al consenso que tanto ayudaría a solucionar los problemas que de verdad importan a los sevillanos.

Las propuestas no son buenas (o malas) por la identidad de sus promotores, sino por el contenido de las mismas. Pero la clase política sigue obcecada en que todo lo que provenga del adversario debe ser descartado; jamás reconocerán méritos del rival… valen más sus sillones y la vara de mando que el interés general, aunque con su maquinaria propagandística y huecas declaraciones quieran hacernos ver lo contrario.

Al Señor Zoido se le llena la boca hablando de transparencia, cercanía al ciudadano y “gobierno abierto”. En cambio, a día de hoy, la actividad del máximo órgano del Ayuntamiento de Sevilla continúa siendo tan opaca, que el sevillano para formarse una opinión propia tiene que limitarse a las crónicas que realizan los distintos medios de comunicación, con la “imparcialidad” a la que éstos acostumbran.

A través de twitter el Consistorio ofrece fotos de besamanos, conciertos o el pronóstico del tiempo; asuntos de los que solo ellos informan y son de indudable interés. Pero el control al gobierno de la ciudad, orden del día de los plenos, propuestas y debates suscitados quedan mejor tras las cortinas del Salón Colón que en una emisión abierta, para todos, por streaming a través de internet. Y es que un pueblo desinformado, es un pueblo manipulado.

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