Sr. Director:

Limones, ese alcalde que hasta hace poco llegaba a firmar autógrafos entre algunos de sus devotos convecinos, ya no es el que era, ya no firma autógrafos, ya ha perdido gran parte de ese halo de infalibilidad, ya no es ese incontestable dirigente que callaba las protestas y resignaba las denuncias con su sola presencia.

 

Limones en los últimos años se está encontrando con cada vez más protestas, más movilizaciones, más reproches públicos -incluso de parte de militantes socialistas- más desacuerdos y más reclamaciones a su gestión que le está desgastando,  en su imagen pública y en su proyecto.

Es sintomático que los Plenos Municipales se estén convirtiendo en los últimos meses en un foro de protesta ciudadana, la mayoría de las veces pacífica y silenciosa, aunque algunas veces algo más ruidosas y dramáticas. Por el salón municipal han pasado los padres y madres del colegio de Puerta de Alcalá y del Campo de las Beatas, los vecinos de la Nocla, los representantes del personal del Ayuntamiento, los trabajadores por el ERE de Roca y otros despidos, los vecinos del transformador de la calle Sor Petra, los comerciantes del centro….

Los últimos años de Limones, sobre todo a raíz de tomar posesión en el cargo de senador, se están caracterizando por un incremento importante de la rebeldía ciudadana y siendo verdad que la crisis económica está haciendo mella entre la población y la está haciendo más sensible a los problemas, no es menos cierto que se suman otros aspectos que justifican estas protestas de los alcalareños: agotamiento de un alcalde, cansado y lejano de la ciudad, con una política de inversiones  faraónicas y con demasiados excesos en gastos de publicidad y autobombo, que están totalmente alejadas de la austeridad que exigen estos tiempos, incapacidad para acordar políticas con los representantes de los trabajadores, concejales delegados la mayoría ineficaces, situación financiera y de tesorería más que preocupante.

El problema es que Limones no da muestras de corregirse, se mantiene alejado y por encima de los problemas, tras su parapeto de concejales leales pero ineficaces. El problema es que le siguen creciendo los problemas y a veces se tiene que enfrentar a  ellos, aunque sea tardíamente y tenga que  rectificar y pedir perdón por  lo que han hecho mal sus correligionarios como  ha pasado con el aparcamiento de la Bda. La Paz.

Limones necesariamente debe cambiar, debe cambiar de actitud ante los problemas,  reconociendo la verdadera existencia de los mismos y aportar soluciones con la necesaria participación de los afectados. Debe reconocer que Alcalá tiene problemas reales de escolarización, de momento, en infantil y primaria, pero que ya se está viendo en secundaria, que tenemos un altísimo nivel de paro, más de 9.434 y afectando principalmente a nuestros jóvenes entre 25 y 40 años,   que tiene una deuda municipal que da miedo con una deuda a proveedores de más de 24 millones y a bancos de más de 65 millones de euros, que no hay instalaciones deportivas de nivel, que hay colegios que necesitan unas reformas integrales, que el tráfico cada vez está peor, que hay numerosísimas protestas por problemas en las obras municipales,  que sigue habiendo déficits en sanidad, en vivienda, en limpieza…

Pero nuestro alcalde no es consciente de que debe cambiar de actitud,  no se pone al frente del barco, no se pone al timón, como buen capitán, sino que se tira al mar, alejándose, dedicándose en Madrid a ser Senador, abandonando su barco, Alcalá de Guadaíra.

Lola Aquino

Candidata andalucista a la Alcaldía de Alcalá de Guadaíra

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...