Puedes reconocerlos fácilmente, van en grupo, con la cara desencajada, pantalones cortos y chanclas. Buscan algo de forma desesperada. Miran una y otra vez antes de decidirse a adentrarse en una calle.
Los pieles roja no salen en las películas de indios y vaqueros, son ellos, cada día un poco más, quizás por el sol, quizás por el alcohol barato y frío del Sur. Se agarran a los toldos de la calle Sierpes como si les fuera la vida en ello, en realidad, probablemente les vaya la vida en ello porque parece que van a derretirse en los adoquines de Gerena del centro en cualquier momento.
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