Hace unos meses, Pedro Sánchez solía aparecer con un pin de la colorida rueda de la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, colocado estratégicamente en su chaqueta a la hora de dar sus discursos. Esta semana ha cambiado aquel por el diseñado con motivo de la cumbre de la OTAN en Madrid. Y es que, hay un universo de diferencia entre salir a defender la paz, justicia e instituciones sólidas (ODS 16) o la reducción de las desigualdades (ODS 10) y a celebrar la decisión tomada junto a Joe Biden de ampliar la presencia militar estadounidense en la base de Rota, claro.

Si existieran vías seguras de acceso a nuestro país sin importar la nación de origen de quien intenta entrar o su color de piel, las personas que el pasado viernes 25 de junio se acumularon en el paso fronterizo entre Melilla y Nador no habrían tenido que protagonizar ningún asalto. Si esa condición se hubiera cumplido, no habrían tenido que esperar día tras día en los campamentos del monte Gurugú o las calles de Nador a que les dejaran pasar y el asalto tampoco tendría que haber sido entonces multitudinario. La directora de CEAR, Comisión Española de Ayuda al Refugiado, ya ha denunciado cómo se impidió (también esta vez) que estas personas, muchas originarias de Sudán y Chad (países en guerra y por tanto potenciales beneficiarias de la protección de asilo) acudieran al puesto que hay habilitado para estos casos en esa frontera. 

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La calle cuenta historias a diario y yo no puedo evitar pararme a escucharlas. Comunicación, relaciones internacionales, cultura de paz, derechos humanos, fotografía… y lo que esté por llegar.