Las cifras ya no hacen saltar las alarmas de nadie. A no ser que aparezcan en un cheque, una cuenta bancaria o en forma de likes, los millones discurren sin más ante nuestros ojos, los ceritos apilados, bien juntitos: 100.000.000; 100 millones de personas desplazadas en todo el mundo por culpa de la violencia, la guerra, los desastres naturales provocados por el cambio climático acuciante, la inestabilidad; 100 millones, una cifra histórica a la que hemos llegado este 2022. 

Los números elevados han dejado de hacernos temblar -si es que alguna vez lo han conseguido-, los tenemos en las venas, circulando a sus anchas como un dato más entre todos esos cientos que nos llegan cada día: 800 muertes por coronavirus, 200 muertos por culpa de lluvias torrenciales, 600 muertos en un terremoto, 300 muertos en un atentado, 50 muertos en un accidente de avión, 20 muertos ahogados en el mar. Muerte y números que bailan en nuestras cabezas formando una amalgama de desgracias inconexas que parecen imposibles de gestionar.

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Periodista andaluza con el ojo puesto en la cotidianidad, la juventud, la mujer y los cambios sociales. Antes en Paraninfo, Creando Conciencia y TUSSAM. Aprendiendo siempre. En Twitter: @_martinagalan