Treinta años desde que el mundo miró a Sevilla para recibir al mismísimo futuro, que llegaba a la ciudad de la mano de Curro. Esta semana se cumplen tres décadas de la inauguración de la Expo’92. Hace tanto tiempo, el expresidente Felipe González abrió la feria más importante de la historia de la ciudad haciendo referencia a «un proyecto vivo».

Sin duda, no se equivocó. La Expo trajo mucha, muchísima vida a Sevilla. Gentes de todo el mundo se acercaron a la ribera oeste del Guadalquivir para experimentar la modernidad y el progreso. Crecimos todo lo que se esperaba; se multiplicaron el trabajo, las zonas verdes, el transporte, los turistas y los servicios. Sevilla se convirtió, varios siglos después, en un nuevo centro de referencia. La Expo fue el maná y brillo para una ciudad que pedía a gritos un impulso de grandes dimensiones.  

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