23 años y sigo compartiendo piso. Pensar que cinco años atrás salí de mi casa para independizarme y que aún no lo haya hecho me pone los pelos de punta. Yo nos autodenomino "La generación sin casa, ni coche ni hijos". Nuestros padres, a nuestra edad, como muchos de ellos se han encargado de recordárnoslo cientos y cientos de veces, ya tenían hasta una hipoteca. Una hipoteca dicen... Ni en mis mejores sueños.

23 años y aún tengo que esperar tres cuartos de hora para entrar al baño, compartido claro, con tres personas más. Tres personas que aún tienen ese brillo en el rostro del que sale por primera vez de su zona de confort para experimentar la vida adulta. Digo experimentar porque aún están en el período de prueba, habrá que ver si ese brillo continúa en sus ojos cuando la vida adulta les cobre la primera suscripción mensual. Yo he intentado darme de baja, pero aún no lo he conseguido.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Puedes hacerte socio o registrarte gratis

Si estás registrado o eres socio inicia sesión

Periodista. Comunicando y aprendiendo de todo a mi alrededor. Involucrada en el periodismo social.