Llevo un rato dándole vueltas a cómo captar su atención, querido lector, querida lectora, para la introducción de esta columna. Siempre intento lanzarle algo narrativo, una anécdota, por ejemplo, para meterle de lleno en la temática que quiero tratar. Sin embargo, esta vez no la encuentro. Quizás porque el mensaje que quiero tratar es demasiado raso, sin magia: hay que echar a VOX y a Unidas Podemos de los gobiernos. Democracia mediante, por supuesto.

La guerra de Ucrania ha sido una coyuntura inmejorable para poner de relieve la envergadura del ridículo que ambas formaciones consiguen alcanzar con frecuencia. De un lado, los morados, rechazando a la OTAN, el envío de armas y apostando todo a la diplomacia de precisión. Como si las conversaciones que se mantuvieron con Putin para frenar la invasión hubieran sido imprecisas adrede. Esta actitud, sumado a las palabras de la ministra Belarra sobre los «partidos de la guerra», evidencian que Unidas Podemos es un partido desubicado de la realidad. Resulta llamativo, casi insultante, que ellos, que, por suerte, no han vivido una agresión militar en sus vidas, tengan la fórmula para arreglar un conflicto que tiene a todo Occidente en vilo. Esta ristra de episodios descomedidos se agrava si recordamos, juntos, que Unidas Podemos está en el Gobierno de España. Aunque parezca que está en la oposición.

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