Algunas situaciones de desigualdad se ponen en duda o se cuestionan con un mar de fondo, salpicado por el odio y la superficialidad, para construir un relato de negación. No es menos cierto que la rapidez en la información, los enlaces que nos llegan por mensajería instantánea, la lectura únicamente de titulares en cualquier contexto viral y las redes sociales, como sustitutos de los medios de información, son caldo de cultivo del boicoteo de ciertas causas. Y también, en ocasiones, de la sustitución del contenido por el continente.

En estos días, me estoy refiriendo a la desigualdad de la mitad de la población. Porque estamos celebrando el Día Internacional de la Mitad de la Población. El propósito es la reivindicación de ciertas injusticias, aunque a veces la forma banaliza o sepulta el fondo del asunto. Y perjudica la concienciación y el cambio de los hechos injustos. Un exceso de frivolización en las campañas de toma de conciencia o de poner el superlativo, exclusivamente en la comunicación, esconde o minimiza la acción en sí, que debería ser la más importante. Y esto provoca el efecto contrario, es decir, no exigir normalidad en la aplicación de ciertos derechos, en la petición de estos principios.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Puedes hacerte socio o registrarte gratis

Si estás registrado o eres socio inicia sesión

Asesora en comunicación política. Periodista, especialista en comunicación y redes sociales. Doctoranda.