Es 4 de diciembre en la plaza de Sant Jaume en Barcelona, la gente invade el barrio Gótico en busca del mejor cagané. En el centro, ajenos a todo, hay dos chicos que ondean una bandera blanca y verde. Ninguno de los que pasaban por allí tenían muy claro qué hacía la Arbonaida en el epicentro político de Barcelona a las ocho de la tarde, pero los chicos no se movían. Me dedico entonces a intentar explicar a mis acompañantes lo que ocurre y me quedo un rato charlando con ellos.

Si digo la verdad, hace un par de años yo tampoco hubiera sabido qué hacían esos chicos con la bandera andaluza en plena campaña de Navidad. Nadie me había explicado quién era Manuel José García Caparrós o cómo millones de andaluces salieron a la calle a pedir la autonomía y el respeto que merece nuestra tierra y nuestra identidad. Algo similar me cuentan muchos amigos cuando les pregunto, muchos ni siquiera hoy lo saben. No es que fuera un tema tabú en nuestro crecimiento, simplemente nadie nos lo mencionaba. Para mi, el momento para celebrar Andalucía siempre había sido el 28 de febrero mientras que el 4-D pasaba como un día más en el calendario.

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Periodista con la vista puesta siempre en Andalucía, el feminismo y los movimientos sociales. También ha pasado por El Periódico de Catalunya y Estadio Deportivo. En Twitter @victoriafloher