Nunca jugué especialmente con muñecas en mi infancia, ni coloqué en el centro de mis anhelos el objetivo de ser madre, pero, como dijo Lennon, la vida es aquello que sucede mientras la planeas. Así fue, llegó ELLA, en tiempos de pandemia, casi en silencio, sin alboroto presencial, ni besos, ni abrazos, ni lágrimas de emoción, tan solo una alegría contenida y en diferido aliviada por la comunicación 2.0 que permiten los dispositivos móviles.

Pero ese es solo el desenlace. Permítanme que les cuente en primera persona, y no solo como periodista, qué puede significar un embarazo y parto en un entorno donde el coronavirus acecha sin tregua, alimenta la incertidumbre y debilita la entereza que ha de tener una gestante ante uno de los grandes acontecimientos cuyo plazo de entrega está bien definido si todo va bien: nueve meses.

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Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...