Escribir de otra cosa que no sea de Marta (así, sin apellidos, porque estos días Marta sólo hay una) en estas horas puede parecer hasta frívolo. Es complicado que la cabeza de la actualidad se dirija hacia otro lado. Se intenta pero no se puede. Y es normal.

Por Germán Terrón. Es normal que toda la actualidad, sobre todo de los medios locales, se centre en informar de un suceso que ha conmocionado a toda la ciudad. Que ha movilizado a miles de personas por toda Andalucía, en toda España, en Internet.

Hasta este fin de semana, que los medios de comunicación estuvieran interesados un día sí y otro también era hasta cierto punto, útil, necesario, para poder difundir la imagen de Marta a los cuatro vientos. Pero a partir de ahora la presencia de las cámaras de televisión puede pasar de ser un servicio público a un sucio servicio.

Experiencias previas ya las ha habido. Y el espectáculo televisivo puede estar sirviéndose en bandeja. Llevo varios días recordando la serie de ficción que emitió TVE hace un tiempo. Se llamaba ‘Desaparecida’ y, dolorosamente, el guión de la serie guarda un tremendo parecido con la realidad: una chica adolescente que desaparece y que finalmente aparece muerta, recayendo la culpabilidad en alguien del entorno cercano.

La realidad superando una vez más a la ficción. Ojalá que todo se quede en eso. Que los medios no hagan más insufrible el dolor, que no se ahonde en la herida de los padres. Y que la gente no se preste a ello, buscando su minutito de gloria ante las cámaras, olvidándose por completo de que hay una familia rota y una adolescente que ya no volverá.

Es necesario informar. Pero con rigor. Contrastando las fuentes, acudiendo a las fuentes policiales, intentado explicar cómo ocurrieron los hechos. No necesitamos que un micrófono se cuele en el hogar de nadie preguntando que cómo se sienten. ¿Cómo se van a sentir? Nunca he comprendido la estupidez de semejante pregunta en diversas ocasiones similares.

Pero la experiencia me dicta que aun nos quedan, informativamente hablando,  días duros por delante. Esta misma tarde de domingo varias cadenas siguen el caso en directo, el rastreo del río Guadalquivir, el portal de la casa de Marta, el pueblo de Camas, la comisaría de Policía. Un extraordinario despliegue informativo donde las cadenas de televisión deberán hilar muy fino, finísimo diría yo, para que todo transcurra por cauces aceptables. Apelo a la deontología profesional de tantos profesionales. ¿Iluso tal vez? Espero que no. Marta y su familia se lo merecen al menos.

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Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...