Belén Zurbano B.
Me pregunto si la maldad está reñida con la paternidad. Y no lo tengo claro. La maldad es un concepto genérico y la paternidad responde a patrones morales de un aquí y un ahora concreto. Pero me pregunto si se puede ser un maltratador y un buen padre y me respondo muy rápido: no.

Belén Zurbano Berenguer. El pasado miércoles conmemoramos –si es que éste puede ser un buen adjetivo para tan funesta celebración- el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, así declarado por la ONU en diciembre de 1999, en la 54ª sesión de la Asamblea General. Políticos, asociaciones, medios de comunicación, particulares, todos nos volcamos con la causa, leímos manifiestos, nos colgamos lazos blancos. Se aprovechó incluso para lanzar una nueva campaña publicitaria de sensibilización que lleva por lema “Ante el maltrato, todas y todos a una”, del Ministerio de Igualdad. 
Pero es el décimo año que se conmemora, y van 49 mujeres muertas. Y sobre todo, siguen dándose ciertas opiniones, cuanto menos, revisables. Y estoy siendo prudente. El lunes 23 bajo el sugerente titular “Todos unidos contra la violencia de género”, del ABC, se recogía el testimonio de varios profesionales relacionados con la Violencia de Género. Entre ellos el de la jueza de violencia de género Eulalia Blat, que se posicionaba de esta manera ante la propuesta del gobierno de retirar la custodia de los hijos a quienes tengan una condena en firme por malos tratos: “habría que estudiar mucho esa reforma porque un hombre puede ser un maltratador de la mujer y ser un buen padre. Aquí estamos viendo muchas veces a hombres que son verdaderos animales con sus mujeres y, sin embargo, a sus hijos nunca les han dirigido una mala palabra ni pegado. La violencia a veces desaparece con la separación o divorcio”.
Me bailan los ojos sobre las letras y me tiembla el pulso. Sólo se me ocurren preguntas, creo que estoy a punto de entrar en colapso. ¿Se puede ser buen padre haciendo daño a quien el niño más quiere? ¿No es violencia sembrar el odio y el miedo en el hogar aun cuando no se reciba el golpe físico en la mejilla? ¿Buen padre y maltratador de mujeres pueden ir en una misma frase? ¿Buena madre y maltratadora lo asumiríamos? ¿Buen padre es quien educa para el maltrato, para extorsionar, humillar y agredir? ¿Se pueden enseñar valores –hablamos de paternidad- a golpe de puñetazo? ¿Cómo que la violencia se acaba, “a veces”, con el divorcio? ¿Estamos culpabilizando/ corresponsabilizando a la mujer maltratada en el proceso del maltrato? ¿Una jueza de violencia de género que estima que cuando la mujer se va, “a veces”, se acaba la violencia? ¿Y cuando meses después el se presenta en su casa con una escopeta y mata? ¿Y entonces, para qué las órdenes de alejamiento, mejor una recomendación de divorcio?
 
Sería igual de despreciable, y falaz, que la madre pegara al padre pero se argumentara que “siguiera siendo” una buena madre. Tiene que haber mujeres (y hombres, personas) con las que sea imposible convivir, que amarguen la vida al que está a su lado, pero, ¿le pegarías por eso? ¿Te visualizas cerrando el puño y golpeando a una persona por algún motivo de convivencia, de relaciones personales? No, te separas si no aguantas y ya. Los malos tratos no tienen que ver con convivencias imposibles y cuyo final feliz es la separación. El maltrato tiene que ver con arquitecturas mentales arcaicas y dominadoras que no tienen escrúpulos a la hora de utilizar la desigualdad natural, la de la fuerza, para imprimir al otro las huellas de la ira propia, de la insatisfacción o la impotencia. Y me quedo helada cuando alguien puede pensar que aún así, se puede ser “un buen padre”.